(Exclusivo) La ignorancia e imprudencia es la ruina de muchas personas
Somos un país donde millones de familias no pueden garantizar una adecuada nutrición a sus hijos…
El 31,5% de hogares en el Reino de España, malvive y su incertidumbre crece por momentos. Eso significa 6.000.000 de familias que multiplicado por 3 o 4 resultan: 18.000.000 o 24.000.000 de personas.
A estos, hay que sumarles los que padecen pobreza extrema y manifiesta exclusión social.
Precios de viviendas inalcanzables, encarecimiento de los alimentos y un sobrecoste energético que les obliga a tener que vender el coche o utilizar la mitad de las luces de su hogar.
Nuestro país está cronificando la exclusión social. Casi medio millón de familias con niños han dejado de usar el comedor escolar por no poder costearlo, y ahora las tenemos en las colas del hambre.
Veo ancianos en la cola del hambre que no pueden costearse unas gafas, no digamos un audiófono e incluso medicamentos vitales para paliar su sufrimiento.
No se puede dar la misma ayuda estatal a una persona que vive en Ourense, pues ahí le bastan 500 euros para sobrevivir que en Palma de Mallorca, donde apenas con 1.400 uno lo consigue.
Según las entidades financieras consultadas se han batido récords de créditos familiares para poder iniciar el curso escolar.
También, paradójicamente, se han batido los récords este pasado verano para pagarse unas buenas vacaciones, muchas familias no tenían dinerito ahorrado por la pandemia, pero no querían ser menos que sus vecinos que sí, así que, había que aparentar vivir con normalidad, como si fuese el “último verano”.
Hay variables, factores si quieren llamarlo de otro modo, que nadie quiere incluir en los estudios socioeconómicos públicamente, como lo que marca un trasfondo de la realidad económica nacional es el hecho de que tenemos una escasa formación financiera y mucha, pero mucha envidia, ambas, ignorancia y envidia llevan a la imprudencia, temeridad y ruina de muchas personas.
Tal vez, lo primero que deberíamos conseguir es ser más corresponsables, cultos financieramente y exigentes a la hora de discriminar mejor a quién votamos. Pues como ya ha demostrado la antropología social, los populismos sólo llevan a la ruina a la mayoría de países.
Si no me creen, dense una vuelta por la mayoría de los países latinoamericanos.
