España alberga lo mejor y lo peor de la agricultura y ganadería europea

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En España se dedicaron más de 2,4 millones de hectáreas a la agricultura ecológica en 2019. El 10% de la superficie agrícola.

El objetivo de la UE, es que se alcance el 25% para el 2030. Hay mucho margen de crecimiento en España.

En España se sacrificaron más de 900 millones de animales en el 2020, (más de 1.700 por minuto).

El 30% de las estaciones que controlan el agua subterránea y el 50% de las del agua superficial, indican de la existencia de una contaminación por nitratos, provocada principalmente por la agricultura y ganadería industriales.

El desarrollo de enfermedades, la desaparición de insectos vitales como las abejas, la contaminación de nuestras aguas y tierras, la deforestación, la contribución al cambio climático… son algunas de las consecuencias de la agricultura y ganadería industriales.

  • Son destructivos, ya que consumen gran cantidad de agua y petróleo.
  • Están asociados a la deforestación de ecosistemas de gran valor.
  • Emplean productos químicos (fertilizantes y plaguicidas) que provocan emisiones de gases de efecto invernadero, contaminan los acuíferos, suelos y los alimentos y afectan a la biodiversidad.
  • Perjudican a los pequeños productores y concentran el control del negocio de la agricultura y la ganadería en pocas manos (el 76% del mercado agroquímico es controlado por seis multinacionales y 53% del mercado de semillas por tres), amenazando la soberanía alimentaria.
  • Amenazan la agrodiversidad (en el último siglo, se estima que se perdió un 75% de los cultivos y el 17% de las razas ganaderas del mundo están en riesgo de extinción) y la biodiversidad en general.
  • Son responsables de una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero globales.
  • Consumen el 70% del agua dulce del planeta.

La agricultura y la ganadería industriales, nacieron con el único objetivo de incrementar masivamente la producción de alimentos…(Producir mucho en poco tiempo), y al más bajo coste económico, pero con unos intereses muy elevados. Cerca de 1/3 de los alimentos producidos a nivel global se tiran a la basura, cuando el número de personas hambrientas, supera la cifra de 800 millones. Para producir estos alimentos (acabando en la basura), se utilizan muchos recursos, como por el ejemplo el 24% del agua dulce.

Por otro lado, la inmensa mayoría de la producción mundial de alimentos, no se destina a alimentar a personas directamente, sino a producir piensos, para que en los países enriquecidos, se pueda disponer de carne y otros derivados animales, barata. Los grandes cultivos para producir piensos para alimentar a animales, que a su vez satisfacen nuestras necesidades insanas de carne, están destruyendo el planeta.

En España, la ganadería industrial está creciendo de una forma desmesurada y totalmente descontrolada. Las consecuencias ya son visibles y nefastas. Muchos pueblos se quedan sin agua potable debido a la contaminación por nitratos. El 67% de las emisiones directas de gases de efecto invernadero del sector agrícola, son provocadas por la ganadería. El 31% del metano emitido, es responsabilidad del porcino industrial… y eso que el vacuno está exento de declarar sus emisiones. El 94% de las emisiones de amoníaco generadas a nivel estatal son responsabilidad de la producción de cerdos, aves y huevos (67% el sector porcino y 27% el avícola). El 66% de la superficie cultivada se destina ya a producir alimentos para animales, no para las personas. además del uso de antibióticos en la ganadería. y en el 2020 se sacrificaron más de 1.700 por minuto, (Un total de 910.959.880 animales).

La respuesta es la agroecología: una agricultura y ganadería verdaderamente sostenibles, económica, social y ambientalmente, en las que se prohíbe la utilización de agrotóxicos y de transgénicos, y que, al contrario que la agricultura y ganadería industriales, no se desarrollan en detrimento del medioambiente. La agricultura y ganadería ecológicas trabajan con la naturaleza, no en su contra como la industrial.

Este modelo está basado en una gestión sostenible de los recursos locales, que beneficia a las personas productoras y consumidoras. Alrededor de todo el mundo, existen explotaciones de agricultura y ganadería ecológicas, que demuestran cada día que pueden proveer suficiente alimento, aumentar la seguridad alimentaria, preservar la biodiversidad y generar una mayor calidad de vida, a quienes producen los alimentos y a quienes los consumen.

Un reciente informe de uno de los máximos organismos públicos de investigación científica de Francia (CNRS), concluyó que la producción ecológica podrá alimentar a todas las personas de Europa en 2050. Para ello dicen que es necesario:

  • Reducir la cantidad de alimentos de origen animal en la dieta.
  • Poner en práctica una rotación de cultivos diversificada y basada en las legumbres.
  • Alimentar al ganado solo con recursos domésticos, sin recurrir a piensos importados.

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