Millones de personas sufrieron hambre aguda en 2023: ¿Una crisis ignorada?
El Informe Mundial sobre Crisis Alimentarias del año 2023, recientemente publicado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha arrojado cifras alarmantes que reflejan una realidad desgarradora: más de 281,6 millones de personas en todo el mundo experimentaron hambre aguda durante ese año. Este informe, elaborado en colaboración con la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), pone de manifiesto una situación que afecta a más del 20% de la población en 59 países, subrayando la gravedad de una crisis que parece estar fuera del radar de la conciencia global.
El estudio revela que el año pasado marcó el quinto año consecutivo de aumento en la inseguridad alimentaria a nivel mundial. Alarmantemente, este aumento se produce incluso cuando el porcentaje global de personas en situación de inseguridad alimentaria peligrosa disminuyó ligeramente en un 1,2% en comparación con el año anterior. Este dato subraya la urgencia de la situación, especialmente en un contexto marcado por la pandemia de COVID-19, que ha exacerbado aún más las condiciones ya precarias en las que viven millones de personas.
El informe identifica tres principales desencadenantes de estas crisis de hambre: los conflictos, los eventos climáticos extremos y los embates económicos. Los conflictos armados, que azotan a 20 países, dejaron a 135 millones de personas en condiciones de hambre. Mientras tanto, los eventos climáticos extremos afectaron a unos 57 millones de personas, y los embates económicos dejaron a otras 75 millones en situación de inseguridad alimentaria en 18 países. Estas cifras ponen de relieve la complejidad y la interseccionalidad de los factores que contribuyen a esta crisis humanitaria.
Sin embargo, quienes sufren las peores consecuencias de esta crisis son las mujeres y los niños. Más de 36 millones de niños menores de cinco años se encuentran gravemente desnutridos en 32 países, según las agencias de la ONU. Además, la desnutrición aguda ha empeorado, especialmente entre las personas desplazadas debido a conflictos y desastres naturales.
Un aspecto particularmente preocupante del informe es la situación en Sudán, donde el 42% de la población, equivalente a 20,3 millones de personas, careció de alimentos adecuados para una nutrición mínima en 2023. Este país africano se ha convertido en el epicentro de la emergencia alimentaria, especialmente tras el estallido del conflicto en abril. La llamada urgente del informe para permitir la entrada de asistencia humanitaria en Sudán es un recordatorio crítico de la necesidad de acción inmediata para evitar un mayor deterioro de la situación.
El Secretario General de la ONU ha calificado esta crisis como una que «exige una respuesta urgente». Se destaca la importancia de utilizar los datos proporcionados en el informe para transformar los sistemas alimentarios y abordar las causas subyacentes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición. La necesidad de integrar la paz, la prevención y el desarrollo con la ayuda humanitaria de emergencia se presenta como una estrategia fundamental para romper el ciclo del hambre aguda que sigue afectando a millones de personas en todo el mundo.
En resumen, el Informe Mundial sobre Crisis Alimentarias de 2023 pone de manifiesto una realidad desgarradora y urgente que requiere una acción global inmediata y coordinada. La comunidad internacional no puede permitirse ignorar esta crisis humanitaria, y es imperativo que se tomen medidas concretas para abordar las causas subyacentes y proporcionar asistencia a quienes más lo necesitan.
