Uno de los peores temores que tenemos es hacer obras en casa, antes de empezar ya estamos en tensión, sobre todo si los obreros que van a comenzar la obra son unos desconocidos.

El lunes tienen que empezar a las 8 y allí están los tres albañiles puntuales. Empiezan a trabajar todo va bien, terminan a las tres (muchos obreros ahora hacen jornada intensiva, se cogen media hora para merendar y luego comen en casa) a mi particularmente me parece genial, porque por la tarde ya no vuelven y es un descanso para los oídos, tener un poco de tranquilidad e intimidad en casa. Estoy satisfecha han venido los tres a su hora y han trabajado todo la mañana he hecho una buen elección.

Martes son las 9 y aún no han llegado, te has levantando a las 7.30 para estar preparada cuando llegasen. Pulsan el timbre a las 9, asoman la cabeza solo son dos y con una sonrisa en sus rostros me dicen.

  • Hemos tenido que ir a por material y había mucha cola.

Miércoles llegan a las ocho y medía, pero no es llegan es» llega«. porque sólo viene uno.

  • ¿vienes solo?
  • Sí , es que habido problemas en la otra obra , pero tranquila que terminamos en el plazo acordado.

Me están decepcionando bastante y ya no me agradan tanto.

Jueves a las ocho en punto llegan los tres, no me lo puedo creer. ¡Estoy feliz! salto de alegría y tu vocecita interior te dice: «lo ves mal pensada un fallo lo tiene cualquiera«.

Hasta que el mandamás del grupo, el que trabaja menos me llama.  

-Hoy nos tenemos que ir a la 13h, es que luego hay mucha cola para comprar el material, pero tranquila que mañana terminamos.

No quiero escucharles hablar, me irritan y cuando se  ríen con esas carcajadas me crispan los nervios.

Viernes hoy me he levantado animada al fin se van, me tendré que quedar todo el fin de semana limpiando. Pero ¡al fin es viernes! y mientras estoy en mi estado eufórico, oigo el teléfono.

  • Hola  vendremos a las diez  se nos ha roto el camión.
  • ¿pero (balbuceo casi llorando) terminareis hoy verdad?
  • No tendremos tiempo. Hoy es viernes y nos vamos antes. Ya será el lunes.

No sé si reír o llorar, pero lo que os puedo asegurar es que ya les odio con todas mis fuerzas y la semana que viene volverán.  Tengo todo sucio, voy llena de polvo, aunque me lave el polvo esta incrustado en mi cuerpo.

Lunes  abro la puerta entran ellos con una sonrisa, en mi casa, mi refugio y yo estoy con depresión, voy con el pijama ¿Para qué vestirme? voy a estar toda la mañana aquí en casa encerrada con ellos y seguramente no terminaran hoy. Mis pensamientos son retorcidos hacia ellos, este fin de semana he visto varios capítulos de la serie mentes criminales y empiezo a encajar en el perfil de asesina en serie.

La obra no se terminó el lunes, ni el martes, ni el miércoles. Tengo lagunas… estoy con antidepresivos y ellos siguen aquí.

1 pensamiento sobre “Y llegaron los albañiles a casa

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