Amor y crisis

Cuando la vida te pone a prueba y decidir entre una vida plagada de dramas y una tranquilidad infinita, no sabes si es mejor seguir al límite de la locura, aprendiendo de nuevas y extremas experiencias o casi morir en vida de aburrimiento y soledad.

Este es el momento en el que todas las parejas que llevan 10 o más años, se encuentran, «la crisis de los 10 años», dicen… y luego la tan dura crisis del nido vacío… y así seguimos y seguiremos, mientras exista el “amor”.

¿El amor es suficiente?

Ahora que ya te identificas conmigo y podemos seguir adelante con esto, te pido que no tomes al pie de la letra nada de lo que aquí escriba, pues yo también me encuentro en ese mismo momento, y créeme, cuando te dicen que el amor es suficiente, te mienten, hay tantas cosas que avalan ese sentimiento y que podríamos hacer y no hacemos, que se nos pasa la vida acumulando intentos.

Uno puede amar con todas sus fuerzas y decirlo tan convincentemente que nos haga llegar a sentir culpables si no estamos a la altura de ser lo suficientemente recíprocos, por lo que muchos nos esforzamos más de la cuenta en hacer lo posible para que la otra persona se sienta totalmente correspondida y amada. Pero cuidado, hay quienes saben ocultar perfectamente ese amor que dicen tener hacia ti en un narcicismo absoluto que les llena de orgullo y satisfacción por estar a tu lado. Eso, amigos, no es amor, es estar a gusto contigo y realzarse gracias a ti.

Decir «te amo» y no demostrarlo, ni brindar servicio desinteresado al otro, es NARCISISMO

El narcisismo es un mecanismo de defensa que tienen algunas personas frente a una vida insatisfactoria, en la que la falta de cariño verdadero abunda y la afición a lo superficial que el mundo les regala es su deporte preferido. Estar con alguien así, es peligroso, pues sentirte querido y abandonado al mismo tiempo, es el principio del camino hacia la baja autoestima.

El amor verdadero es el implicarse y preocuparse por el otro, es la entrega desinteresada, cuando nadie te ha pedido nada, pero sabes que el otro te necesita y entiendes que la manera de amar del otro, o de percibir amor del otro, es igual de importante que tu propio ego y tu propio gusto personal (el equilibrio entre el «tú» y el «yo»).

A veces, la pereza, la costumbre o la “seguridad” errónea, de que el otro nos pertenece, nos lleva a creer que, sin mover un solo dedo, esa persona siempre estará ahí para complacernos y ser nuestra propiedad, como si se tratase de un merecimiento innato y sin sentido, ¿no les suena a algo extraño, a algo como de cuentos o de películas románticas, donde, en hora y media, todas las piezas terminan encajando de manera perfecta?, a veces, la película nos la montamos nosotros mismos en la cabeza, y nos convencemos de que eso nos lo regaló un ser superior y será nuestro para siempre sin poner absolutamente nada de nuestra parte, total, es “nuestro” por decreto. Lo del ser superior puede ser verdad, lo demás, no.

Amor de cuento de hadas

Muy tópico y algo mágico, sí, esa magia que nos eleva y nos hace creer que el amor de cuento de hadas es algo que lo escribió alguien para nosotros y que obviamente, al ser algo personalizado y exquisitamente ideado para nuestro disfrute personal, no debemos hacer nada, solo nadar en ese guion que nos han impuesto, como pececitos con memoria de segundos, esa memoria que nos vuelve imbéciles y ciegos y nos hace olvidar que ante todo somos personas, con una máquina, que es nuestro cuerpo y con un cerebro que coordina cada conexión sináptica en un sinfín de sensaciones y reacciones. Estímulos provocados por un Emisor, y un receptor intentando entender, axones trabajando en conjunto dentro de nuestras neuronas, para decodificar mensajes que otro nos transmite y que la mayoría de personas enamoradas tratan de interpretar de la manera más amable posible (no habrá querido hacer o decir eso, no se habrá dado cuenta, en el fondo me ama, aunque no sepa demostrarlo).

¡Ay de ese querido corazón! que actúa sobre ese cerebro objetivo que le deja pasar a tomarse un tecito calentito. ¡Ay de ese corazoncito subjetivo! que nos va tapando los defectos de otros para seguir soportando y “conectando”.

Amor, amor, amor, sí, ¡qué bonito es el amor!, y cuando es verdadero y trabajado, es mucho mejor, y es solo ahí cuando su realidad se convierte en nuestro regalo ideal, lo demás es cuento chino.

By Alice.