Sufrimos la crisis del desmerecer…
Nos hemos acomodado tanto que no podemos comprender que la dignidad no sólo hay que merecerla, sino mantenerla, no tiene precio, es invaluable, pero no hay que confundirlo con un regalo.
La dignidad es la cualidad de responsabilizarse respetando a los demás y a uno mismo actuando para que las condiciones sociales que lo permiten no se deterioren.
Sin honestidad, compromiso y respeto nos hallamos ante la indignidad.
Decía John C. Maxwell: “existen dos tipos de orgullo, el bueno y el malo. El ‘orgullo bueno’ representa nuestra dignidad y nuestro amor propio. El ‘orgullo malo’ es un pecado mortal de superioridad que apesta a presunción y arrogancia”.
Ahora bien, resulta que la peor versión de orgullo que existe es la que se gesta en un sentimiento de inferioridad… La herida emocional que produce es letal; destruye la dignidad propia y distorsiona la actitud que tiene el individuo hacia los demás.
Millones de personas, muchas jóvenes, viven frustradas ante los “modelos de belleza o éxito” que redes y medios de comunicación, frenéticamente, les hace recordar que nos son lo suficientemente altos, esbeltos, guapos, inteligentes, ricos… Haciendo aparecer en la larga sombra de sus inseguridades la insaciable voracidad de un ego enfermo.
Por eso, como almas en pena, algunos, buscan un gurú que les haga de guía en caminos alternativos afiliándose a ideologías extremas o a nuevas tendencias de inmateriales creencias espiritualidades comerciales.
Otros, simplemente, odian, viven en un estado de irritación y su cobardía los lleva hacia una automarginación debido a la imposibilidad de entender las causas de sus circunstancias, aferrándose al desenfreno emocional para expresar su malestar… Es decir, buscan el desahogo emocional antes que razonar y actuar hacia lo que realmente te convierte en mejor persona. Por eso prefieren atacar a un inocente vulnerable que a un culpable poderoso.
El gran Immanuel Kant nos advirtió: “mediante la mentira, el hombre aniquila su dignidad como hombre”.
La sociedad esta perdiendo su dignidad porque para mantener la paz social, tiene que fingir y aparentar una hipócrita concordia y mentir sistemáticamente para ocultar esa verdad.
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