Bienvenido y muchas gracias por la oportunidad que me das para esta entrevista.

Muchas gracias a usted por pensar que lo que tenga que decir puede interesarle a alguien.

Escritor: Antonio Tocornal

Libros: Ha publicado las novelas La noche en que pude haber visto tocar a Dizzy Gillespie (XXII Premio de Novela «Vargas Llosa» 2017), Bajamares (XIX Premio de Novela «Diputación de Córdoba» 2018), Pájaros en un cielo de estaño (Premio «València» de Narrativa en Castellano Alfons el Magnànim 2020) y Malasanta (XLI Premio de Novela «Felipe Trigo» 2021 y finalista del «Premio Andalucía de la Crítica 2022»). También ha publicado el libro de relatos Cadillac Ranch, (Editorial Sloper, 2023).

¿Quién es en realidad Antonio Tocornal?

Un lector que un día se cayó por descuido del lado de la escritura y cuando se dio cuenta ya no supo salir. Aparte de escribir.

¿Cuáles son tus pasiones?

No soy muy pasional. Me conformo con que vayan pasando los días sin demasiados sobresaltos y con que los problemas que vayan surgiendo sean de fácil solución y no arrastren mi estado de ánimo hacia los extremos. Pero intuyo que usted quiere una respuesta más palpable: a veces reconozco situaciones literarias en la vida cotidiana; se puede decir que detectarlas y cazarlas es una especie de hobby.

¿Qué estudiaste?

Cursé estudios de Bellas Artes. Mi primer trabajo fue como artista plástico contemporáneo, pero al cabo de unos años empecé a desconfiar de las disciplinas artísticas que se basan en la fe ciega del receptor y lo abandoné; fue como una especie de apostasía. Luego encontré que la literatura se apoyaba en parámetros mucho más honestos, así que me refugié en ella.

¿Recuerdas el primer libro que leíste?

No, pero a menudo tampoco recuerdo el último o incluso el título del que estoy leyendo ahora. Es posible que fuese alguna versión ilustrada de Salgari o de Verne, o algún Mortadelo. No tiene importancia.

¿Cómo empezaste a escribir?

Porque me di cuenta de que ordenar mis pensamientos me ayudaba a controlar las ansiedades; de que escribir es un asidero que me proporciona cierto orden o seguridad —siempre relativa— en un mundo de aguas revueltas. Luego, cuando vi que además era adictivo, ya era demasiado tarde.

¿De dónde viene tu afición a la literatura?

Siempre he leído mucho. Estoy más a gusto en el mundo ficcionado que en el real, y me pareció una buena idea quedarme a vivir en ese territorio de la mentira en el que uno puede moldear el entorno a su antojo. Es algo parecido a lo que siente quien está más a gusto durmiendo que despierto. Escribir —o leer, que es lo mismo— es por lo tanto igual de placentero que una buena siesta.

¿Qué género literario escribes y qué otro género te gustaría escribir?

Escribo narrativa aunque intento huir del género; ni siquiera soy lector de «narrativa de género». Escribo lo que se conoce en el mundo editorial como «novela contemporánea» o «novela literaria», si bien ninguno de esos dos términos define con precisión la familia de textos que se intenta acotar. Me encuentro especialmente feliz en el cuento. ¿Qué genero me gustaría escribir? Me gustaría traspasar alguna frontera que ni siquiera llego a intuir, como por ejemplo, ser capaz de escribir un poema con el lenguaje que usan los matemáticos.

¿Planificas las historias al detalle antes de escribirlas o las dejas surgir sobre la marcha?

No planifico nada. Trabajo por impulsos. De esa forma casi nunca sale nada, pero cuando sale, al cabo de volver una y otra vez sobre ellas con una mirada fresca, soy el primero en sorprenderse, y la posibilidad de una sorpresa es el principal aliciente de este trabajo. Si ese elemento desapareciese, dejaría de escribir. Diría incluso que esa es la razón principal por la que sigo: para salir de la rutina de vez en cuando. Esos momentos son impagables.

¿Elegiste tú la editorial o ella a ti?

Mi última publicación, el libro de cuentos Cadillac Ranch, salió con la editorial mallorquina Sloper. El editor, Román Piña, es amigo desde hace años, si bien estoy seguro de que no me habría publicado el manuscrito si no le hubiese gustado. Nunca hasta ahora habíamos hablado de la posibilidad de hacer algo juntos; la idea de publicar con él surgió durante una cena; los dos lo vimos claro, ambos conocíamos el trabajo y los gustos del otro y no nos hicimos demasiadas preguntas. Nos pusimos de acuerdo en cuestión de minutos y seguimos cenando.

¿Cómo te haces notar hoy en un mundo editorial tan sobresaturado?

No hago gran cosa para hacerme notar. Creo que emplear demasiado tiempo en la promoción de la carrera de uno u ocuparse demasiado de asuntos extraliterarios solo genera frustraciones. Además encuentro mucho patetismo en la lucha de egos en este mundillo y me avergüenzo cuando me reconozco en ella. Tengo la enorme fortuna de contar con un pequeño grupo de lectores muy fieles y muy generosos que se han encargado de que corra el boca a oreja. Les estoy muy agradecido por ello.

¿Tienes algún autor favorito, alguien a quien tengas como referente?

Son muchos y van cambiando. Intento leer sobre todo narrativa de autores que escriben en español; tanto a los clásicos como a los contemporáneos, prestando atención a las voces nuevas de autores más jóvenes que yo; tanto hombres como mujeres. Intento huir de la literatura de género y de la prefabricada con recetas, incluidas las «políticamente correctas» de última hornada. Prefiero un buen estilo a una trama ingeniosa. Si un libro no me convence en sus primeras cinco páginas, lo abandono sin remordimientos. Por otra parte, también me ha ocurrido un par de veces que tengo que dejar de leer a un autor que me gusta mucho porque detecto una inclinación involuntaria a la mímesis por mi parte.

¿Qué consejo darías a nuestros lectores que sueñan con ser escritores?

Que no se compliquen la vida. Leer es más sano y genera muchísimas más satisfacciones. Bolaño ya dijo algo parecido y yo lo pienso de verdad; no es ninguna boutade. Si aun así insisten, que nunca olviden que el compromiso es con la literatura, no con el éxito.

¿Cuál es la mejor experiencia que has tenido hasta el momento con un lector?

Me conmueve y me deja atónito asistir a una presentación de un libro mío en una ciudad en la que no conozco a nadie y que alguien del público se me acerque con cinco o seis libros míos diferentes para que se los firme. Siempre que me sucede tengo la sensación de que se han equivocado de autor.

¿Cuánto tiempo dedicas a escribir?

Todo y ninguno. Cuando estoy inmerso en un proyecto de relato o de novela, se convierte en prioritario y no tengo horario. Por otra parte, intento pasar los periodos de sequía de inspiración sin sentimientos de culpa y sin forzarme a escribir. Durante esos periodos me dedico a leer, a hacer informes editoriales y a corregir manuscritos de otros autores.

¿Eres sensible a la crítica literaria?

Supongo que sí, por desgracia, aunque debería matizar que tal vez sea demasiado sensible a las malas críticas y en exceso indiferente a los halagos. Sé que debería darle menos importancia. Por fortuna, hasta ahora me han tratado bien. En cualquier caso, lo que más me molesta es el ninguneo, muy extendido en este mundo, como si se pudiese prescindir de forma impune de la buena educación hacia los que están un peldaño por debajo de uno.

¿Algún otro proyecto en preparación?

Siempre tengo algo entre manos; varias cosas a la vez; algunos manuscritos con los que llevo cerca de una década. Como dije antes, si no estoy escribiendo, estoy leyendo o editando trabajos de otros autores.

Muchas gracias por esta entrevista.

A usted por el interés.

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