El alcoholismo como enfermedad
El alcohol es quizá una de las peores soluciones que se les puede dar a los problemas debido a que es una huida de la realidad y es un vicio que a la larga tiende a formar círculos, de los cuales es muy difícil salirse. A pesar de todo esto la persona aun sabiendo que al ingerir bebidas alcohólicas no terminara en un buen lugar no les importa y lo hacen sin medida y muchas veces saliendo de control. Cuando intenten buscar una solución, un camino el cual seguir, no lo habrá ya que a las malas decisiones que tomo los destruyo.
Cuando nos referimos a el alcoholismo como escape a los problemas nos referimos a que la persona evita los problemas escondiéndose en él. Hay muchos factores por los cuales las personas se convierten en alcohólicas, en especial los jóvenes. Una manera de inducirse al alcoholismo es por problemas familiares, debido a que muchos jóvenes cuando se ven con una desesperación grande y sienten que el mundo no los comprende optan por la opción de beber bebidas alcohólicas.
El Alcoholismo que necesita colmar un vacío afectivo
El alcoholismo se manifiesta principalmente en el momento en que necesito colmar un vacío afectivo o interior profundo, un aspecto de mí mismo que “envenena” realmente mi existencia. Vivo cierta soledad, aislamiento, culpabilidad, angustia interior, incomprensión y alguna forma de abandono (familiar u otro), tengo el sentimiento de ser una persona inútil, sin valor, inepta, inferior e incapaz de ser y actuar para mí y para los demás.
La tolerancia al alcohol es menor en las mujeres y se incrementan los riesgos para el sexo femenino. El abuso del alcohol deriva en daño neurológico con mayor prontitud en las mujeres, al igual que la cirrosis y la depresión, además de que aumenta el riesgo de cáncer de mama. Los hombres tienen mayores probabilidades de beber en exceso que las mujeres, y estas tienen más probabilidades de abstenerse que los hombres.
Una adicción que se debe reconocer como una enfermedad
Sin embargo, ambos están sujetos a modelos socioculturales que, en cierta medida, pueden condicionar los hábitos de consumo. Beber hasta la embriaguez, es más común entre hombres. En cambio, las mujeres se enfrentan a un mayor control social en términos del cuándo y dónde debieran bebe. Por lo que está menos naturalizado que tomen hasta caer dominadas por el alcohol. Como tendencia, muchas se esconden para hacerlo o lo hacen en casa. Pero lo cierto es que, una vez instalada la adicción, tanto mujeres como hombres necesitan de ayuda para salir del laberinto del alcoholismo, un mal que pocos reconocen como lo que es: una enfermedad.
Reflexionar en torno a este tema siempre será mejor que padecer una adicción de este tipo y ser dominada por ella. Sobre todo cuando, la bebida se nos muestra como una vía de escape y termina siendo, todo lo contrario: una dañina pesadilla de la cual es difícil zafarse sin ayuda.
