'No pinto nada desde que dejé de ser una mujer como toca para la secta familiar Católica'...

Petra es una mujer que decidió, libremente, olvidar su pasado… bien parecida, esbelta, elegante pero un poco desmelenada.

Era la esposa de un director de banco, perfil OPUS, lo que se dice ‘de buena familia’, en la que hay algún juez, políticos y de ilustre apellido, en definitiva, alguien que pinta algo en la sociedad madrileña. Ella los describe como ‘una red de íntimos conocidos que actúan con una mafiosa cadena de favores’.

La cuestión es que un día, tras 15 años de matrimonio, la relación se deterioró tras descubrir una infidelidad de su marido, pero fue una sorpresa, ella no se lo esperaba ni sospechó nunca, de hecho, era una ama de casa que había renunciado a su profesión de arquitecta y diseñadora para sumergirse en la atención abnegada hacia su familia y al culto religioso.

‘Toni, no sé como se lo montó, pero en dos meses, se separó de mí, se quedó con la casa y consiguió que un psicólogo realizara un informe que me inhabilitase para la tutela de mis hijos’.

‘Cuando oí al juez tratarme como a una desequilibrada incapaz de poder cuidar de sus hijos, no podía dejar de frotarme los ojos por la incredulidad’.

‘Entré en una profunda depresión, acabé a cero’.

‘Un día, esperé un a mis hijos a la salida de instituto y me despedí de ellos’… ‘con las cuatro cosas que tenía cogí el coche y me fui hacia la A-2 para irme a Barcelona’… ‘al pasar por Torrejón de Ardoz se partió el eje de atrás de mi coche’, lo recogió la grúa del seguro y nunca más supe de el, me desentendí totalmente’, ‘el de la grúa me dejó en la Puerta de Atocha para coger el tren’…

‘Lo demás es una historia de locos, me emborraché, y me lie con un argelino de un metro noventa en el barco que tomé desde Drassanes, no sé que me pasó por la cabeza, estaba aturdida, creo que quería sentirme protegida por una figura masculina, solo nos besamos, pero tres días después tuve que denunciarlo porque no había forma de quitármelo de encima’.

‘Y aquí me tienes, contándote, ya que me lo has pedido, mi relato, cobrando una ayuda mínima y comiendo gracias a vosotros’.

¿Qué edad tenías cuando te casaste? ‘venticinco, acababa de terminar mis estudios y llevaba siete de novia’… ‘ojalá no hubiera sido lo que ellos esperaban de mí, pero es que te comen la cabeza, creces en el seno de una familia y un entorno que no te deja ser otra cosa, te educan para ser como ellos piensan que debe ser una mujer, incluso para mis hijos no pinto nada desde que no soy como toca’.

‘Eso sí, en Semana Santa, todos encapuchados, siguiendo a un Cristo que calla sus pecados’.