Todos deseamos la paz, pero esta siempre se resiste, por un bando o por el otro, más bien por los que realmente mandan de facto, siempre quieren aumentar sus intereses conquistando tierras ajenas. No importa la sangre que cueste, es simplemente la del pueblo, poco valor le dan a ese pueblo que encima es el que paga con su sangre y sus impuestos, el hambre, la miseria, la destrucción. No, no es una cosa nueva, me da la sensación que viene desde que el hombre pisó la tierra, por lo cual, pedir la paz en este mundo es simplemente una utopía, pero no olvidemos que todos los imposibles que luego fueron posibles empezaron por esto, una utopía.

Oda a la paz

Oda a la paz

utopía milenial

ambición de lo ajeno

sembrando odio como cizaña.

Odio en nombre de un Dios

odio en nombre de una patria

odio al vecino

para confrontarse con las armas.

El pueblo y sus hijos

enfrentados por los intereses de unos pocos

de los que no pillan cacho

más bien pagan y salen maltrechos.

Los que mandan en su palacio

me refiero a los que mandan de facto

los que mandan de Derecho

son unos meros mandados.

Ahora empezamos con la oda

eliminemos el odio que nos injertan

eliminemos las armas

elementos que matan el cuerpo y el alma.

Destruyen vidas y patrimonio

familias enteras destrozadas

pueblos enteros hambrientos

unos pocos se forran del hambre ajeno.

Hambre, dolor

años para la recuperación

en la que se enriquecen los que han destruido

volviendo en poco tiempo a destruirlo.

Rompamos esas cadenas

de las que siempre nace violencia

a río revuelto, ganancia de pescadores

siempre con la caña y el cebo en la cesta.

No importa el juzgar o no hacerlo

lo que sí vale la pena es que no haya guerras

no solo las que se hacen con armas

sino esas económicas traicioneras.

¿Llegará el día?

No lo sé, si empezamos con la cordura

algún día llegará.

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