La crisis devastadora que sufren los niños y niñas en Sri Lanka es una advertencia de lo que podría ocurrir en el sur de Asia
Declaración de George Laryea-Adjei, director regional de UNICEF para el Sur de Asia, después de visitar Sri Lanka.
“Mientras la crisis económica sigue sacudiendo Sri Lanka, son las niñas y los niños más pobres y vulnerables los que están pagando el precio más alto.
Sri Lanka, un país normalmente conocido por su rápido crecimiento económico y su turismo en auge, está experimentando la peor crisis económica desde su independencia en 1948. Las familias se saltan comidas a diario porque los alimentos básicos se han vuelto inasequibles y los niños y niñas se acuestan con hambre, sin saber de dónde vendrá su próxima comida, en un país que ya tenía la segunda tasa más alta de desnutrición aguda grave del sur de Asia.
Casi la mitad de los niños y niñas de Sri Lanka ya necesita algún tipo de ayuda de emergencia. La educación de 4,8 millones de niños y niñas, que ya se veía gravemente obstaculizada por dos años de educación interrumpida, está en riesgo por las dificultades para asistir a la escuela. La educación se ve obstaculizada por la crisis actual de muchas maneras: ya no reciben la comida caliente y nutritiva que tenían antes de la crisis, carecen de material escolar básico y sus maestros tienen que lidiar con dificultades en el transporte.
Ya están surgiendo nuevos informes sobre el incremento del abuso, la explotación y la violencia contra los niños y niñas debido a la creciente presión económica. Ya hay más de 10.000 niños y niñas bajo cuidado institucional en Sri Lanka, principalmente como resultado de la pobreza. Esas instituciones no son el mejor lugar para que crezca un niño, puesto que allí carecen de un vínculo familiar. Desafortunadamente, la crisis está empujando a más y más familias a llevar a sus hijos a estas instituciones, ya que no pueden cubrir sus necesidades básicas, incluida la alimentación.
Si se mantiene esta tendencia, el progreso logrado con tanto esfuerzo para la infancia de Sri Lanka corre el riesgo de revertirse y, en algunos casos, de desaparecer por completo.
UNICEF lleva más de 50 años en Sri Lanka. Con el apoyo de nuestros aliados, estamos distribuyendo material educativo, dando comidas a niños y niñas en edad preescolar y entregando ayudas en efectivo que son muy necesarias para las madres embarazadas y lactantes.
Pero como la crisis persiste, hace falta mucho más.
Los niños y niñas deben estar en el centro de la solución mientras el país trabaja para resolver la crisis. Debemos garantizar la continuidad de la educación de las niñas y niños de todas las edades, para que puedan labrarse un futuro y estén protegidos de las amenazas del trabajo infantil, la explotación y la violencia de género. Debemos dar prioridad a los servicios de salud centrales y primarios para proteger a las mujeres y los niños frente a las enfermedades y la desnutrición que amenazan su vida.
Lo que he visto en Sri Lanka es una advertencia para otros países del sur de Asia.
La precariedad económica aguda y la inflación en la región están a punto de ser una amenaza aún mayor para la vida de los niños y niñas, siendo una región que ya albergaba a una quinta parte de las personas en situación de pobreza extrema del mundo y que sufre profundas dificultades e inequidades que afectan a la salud, el aprendizaje y la seguridad de los niños y niñas, además de ser una región que se vio gravemente afectada por la COVID-19.
Si no actuamos ya para proteger a los niños y niñas de la región más poblada del mundo frente a los peores efectos de la recesión económica mundial, se hundirán aún más en la pobreza y su salud, nutrición, educación y seguridad se verán comprometidos.
No podemos permitir que los niños y niñas paguen el precio de una crisis que no han provocado. Para asegurar su futuro mañana, debemos actuar hoy”.