UNICEF reitera la necesidad de la plena inclusión de niñas y mujeres en la vida pública en Afganistán

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«Además de solicitar la derogación de la prohibición a las trabajadoras humanitarias de ONG nacionales e internacionales de trabajar en todo Afganistán, UNICEF ha solicitado y defendido la plena inclusión de niñas y mujeres en la vida pública, y especialmente en la educación secundaria pública y la educación superior.

Los números son alarmantes. Más de 1 millón de niñas que deberían haber ido a la escuela secundaria han perdido la educación durante tres años, primero debido a la COVID-19 y después, desde septiembre de 2021, a la prohibición de asistir a la escuela secundaria. Con el reciente anuncio, el pasado 20 de diciembre, de prohibir el acceso de las mujeres a la universidad y los centros educativos, las esperanzas de las niñas y mujeres afganas de aprender y trabajar se han vuelto a hundir. Estamos muy preocupados por el desarrollo de las niñas y las mujeres, y en particular por su salud mental.

El pueblo de Afganistán no se ha rendido ante la plena inclusión de niñas y mujeres

En 2023, si la educación secundaria permanece cerrada, se estima que a unas 215.000 niñas que asistieron a sexto grado el año pasado se les negará, una vez más, su derecho a aprender.

Pese a la situación tan sombría, el pueblo de Afganistán no se ha rendido. Por lo tanto, UNICEF tampoco debemos hacerlo.

Hay algunas señales positivas. Desde la prohibición que impide que las niñas asistan a la escuela secundaria, se estima que 200.000 niñas siguen yendo a escuelas secundarias en alrededor de 12 provincias, y las maestras de Secundaria continúan recibiendo sus salarios de las autoridades de facto. Las autoridades con las que se reunieron en Kabul. Reafirmaron que no están en contra de que las niñas aprendan en las escuelas secundarias y nuevamente prometieron reabrir los centros después de que su líder apruebe las pautas.

Educación Basada en la Comunidad

Además, durante el último año, el número de clases de Educación Basada en la Comunidad que tienen lugar en hogares privados y lugares públicos se ha duplicado de 10.000 a 20.000. A dichas clases asisten unos 600.000 niños, de los que el 55% son niñas. Gracias a este tipo de educación se consigue llegar a niños que nunca han ido a la escuela, gracias al acceso que tienen ahora a muchas partes del país que antes eran inaccesibles debido al conflicto.

Estas señales positivas son el resultado tanto del compromiso de las autoridades de facto como de la presión de las comunidades locales para mantener abiertas las escuelas y las clases comunitarias.

Mientras las comunidades sigan exigiendo educación, debemos seguir apoyando tanto la educación pública como otras formas de educación: clases de educación comunitaria, clases de recuperación, formación profesional… Sin educación hay pocas esperanzas de un futuro mejor para las niñas y mujeres de Afganistán.

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REDACCIÓN

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