El mundo navega entre el querer y el poder cambiar las reglas del juego de la vida. El problema es el propio poder en sí, que cuando alguien lo roza, aún sin pretenderlo, queda tocado del proceso de corrupción. Lo que llamamos «equilibrio de fuerzas» se ha convertido en un arma (eso, si antes ya lo era de por sí), en una amenaza utilizada para distraer la visión del verdadero cambio de mentalidad humana que podría y puede transformarlo todo. Porque existe la posibilidad de cambio, que casualmente todos los que ostentan poder están de acuerdo en silenciar, y ese cambio se llama control de natalidad. Todos los pobres del mundo tenemos esta arma o herramienta pacífica, limpia y efectiva, que de usarse de manera contundente, cambiaría radicalmente el escenario mundial. Indudablemente los poderosos que gobiernan a los menos poderosos, también lo saben y posiblemente no dudarían en usarla si con ello ven la forma de continuar dominando a los pobres, como ya ha sido usada en contadas ocasiones.

Decisión política

Pero ya sea por decisión política o por decisión personal del individuo, antes de llevar adelante dicha acción transformadora, deberíamos hacer la profunda reflexión de ser conscientes que somos la única especie en proceso de auto-extinción, por causa de que estamos llevando a cabo nuestra propia autodestrucción a través de la acción de deterioro que hemos estado haciendo de nuestro entorno y de nosotros mismos. A partir de esta reflexión, ningún sentido tiene posicionarse políticamente o de generar conflicto de autodefensa (llámense huelgas, revoluciones, manifestaciones, etc), cuando nuestra frágil existencia está en manos de depredadores dispuestos a decidir cómo hemos de vivir o morir. O tratamos la vida como proceso universal, o aquí se acaba este juego o matrix absurdo que estamos manteniendo por los diferentes egoísmos que nos separan.

Egoísmo

Difícilmente quienes tocan las tripas de ese juego, podrán ver nunca la envergadura del problema que tenemos encima, por causa de su egoísmo y voraz ambición. Pero como individuos que deseamos vivir en paz, sí que podemos practicar la verdadera solución al problema de convivencia humana, tomando conciencia de la importancia que tiene la acción de paralizar de manera radical la llegada de niños a este infierno de egoísmo absurdo y de ambición descontrolada. Pensemos amigos que esta herramienta o arma se encuentra en cada casa y en cada decisión de vida ciudadana.

Este mundo es maravilloso, pero los individuos que conformamos esta humanidad, que es una de las más atrasadas del Universo, precisa de una toma de conciencia radical que dé un impulso a las bases de una existencia profunda y verdaderamente evolutiva de ellos mismos. Y eso no lo harán nunca ni políticos, ni religiones, ni guerras, ni élites económicas dedicadas a convertir a este planeta y a todos los seres vivos que lo habitamos, en su eterno gueto.

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