El lenguaje inclusivo, un arma ideológica
Después de este artículo puede que se me tache de lo que no soy.
Pienso que no nos atrevemos a decir las cosas claramente, porque estamos en la moda de buscar hacerle demasiada punta a lo que decimos, lo que pensamos, y lo que nos obligan a decir.
Palabras hoy como “identidad”, “género”, “inclusión”, vuelan continuamente entre nosotros. Debemos darle la importancia que tienen, pero no convertirlos en instrumentos de demonización, o de vulneración de derechos, libertades y de adoctrinamiento.
Hablo del lenguaje inclusivo. Y resulta bastante grotesco, tener que cambiar las reglas morfológicas y sintácticas sin ningún tipo de control. El lenguaje no es sexista, nosotros lo hacemos sexista.
La Real Academia Española considera que el «lenguaje inclusivo» es un conjunto de estrategias que tienen por objeto evitar el uso genérico del masculino gramatical, «mecanismo firmemente asentado en la lengua y que no supone discriminación sexista alguna».
Lo que tenemos que atender verdaderamente, es el machismo, la violencia contra las mujeres y su exclusión y discriminación. Creo en un feminismo que contemple políticas activas que ayuden a las mujeres a salir de las situaciones tan dramáticas que viven antes de que las maten. Porque siempre se llega tarde, cuando la mujer muere, o los hijos.
Y repito siempre, que nosotros hacemos del lenguaje una herramienta conflictiva tanto cuando intentamos defender posturas extremas que solo conducen al enfrentamiento.
La cultura siempre ha sido un elemento más que ha intentado invisibilizar a las mujeres. Afortunadamente, cada día hay más mujeres gestoras, escritoras, formadoras…. Y eso es importante.
Pero no ricemos el rizo. Sigamos mostrando que es preciso, seguir trabajando por la inclusión de todos sin excepción. Que todas las personas con o sin discapacidad, sean hombres o mujeres o sea cual sea su condición, orientación o religión, sean escuchadas, valoradas.
El respeto a la diversidad mejora la convivencia y fomenta la creación de oportunidades equitativas y reales. En definitiva, una sociedad inclusiva se basa en la defensa de la protección social y promueve políticas de inclusión, sobre todo para las personas más vulnerables.
No nos inventemos un lenguaje o como he leído hace unos días, o inventar un
diccionario sin género.
Son los usos del lenguaje y de la ideología que lo hacen así.
Me preocupa los jóvenes que vienen detrás. Me preocupa la cantidad de agresiones, de violaciones en grupo, los malos tratos que afectan a edades cada vez más tempranas.
La educación es una obligación para todos nuestros gobernantes. La cultura es un bien y un patrimonio común para todos. Sálvenlo y hagan políticas de igualdad de oportunidades para su acceso y para la formación. Eduquen en la igualdad. Eduquen para todos.
Y dejen que el lenguaje sea un elemento de comunicación para el bien de todos, no por intereses políticos e ideológicos.