Dios, ¡que buen vasallo!, si oviesse buen señor

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El Cantar del Mio Cid

En las tierras de Castilla nació un hidalgo Caballero, hace de por aquel entonces unos 975 años, y con él la leyenda de quien en una copla de un voluntarioso juglar que caminaba entre piedras y veredas, entre estrechas y empedradas calles la lanzaba a los oídos que se hacían escuchar.

Historia o leyenda Rodrigo Díaz de Vivar, “Mio Cid”, pasó en un tiempo muy escaso de ser paladín de la corte de caballeros de los reyes castellano-leoneses a infame traidor en su causa y razón.

De sus gestas han dado cuenta una buena cantidad de estudiosos de la historia cuyas acciones permitieron la reconquista de un pueblo que le tomó como representante de las gentes que confiaban encontrar en él un final a sus penurias, aunque sus soluciones provinieran de un soldado de fortuna.

Por eso, hoy en el titulo del presente escrito se justifica el vasallaje de un pueblo confiado en convertir en realidad aquellas palabras. Y está muy claro que al final la Historia siempre pasa su factura. No cabe de otra. Tanto desmán por mantener el poder pesa y mucho por encima de las espaldas, haciendo que sus pasos sean puros tambaleos sobre el camino que de ser recto, lo ha convertido en un zigzagueante deambular.

El Cid Campeador jamás se apoyó en toda suerte de mentiras para conseguir lo que su conciencia y lealtad le predicaban. Los romances del siglo XIII juglarizando sus exposiciones en forma de cantares, trasladaron la realidad histórica a extraordinarias leyendas.

Probablemente nunca se dio el llamado “Juramento de Santa Gadea”, y pudo ser un simple canto a una vida que nos sumerge en un hecho narrado con pretensión de un valor ejemplarizante.

En este 2023, un trilero de marca mayor y con denominación de origen, ha puesto en clave de vergüenza política el devenir de unos acontecimientos que lo son de su pura paternidad, completando aquello de “ande yo caliente y ríase la gente”. Y por lo que se deduce, las brasas que calientan el palacio, pueden ir quemando, aún más, a quienes como perritos falderos sigan buscando el lametazo del amo demostrativo del buen trabajo hecho por defender las más lamentables felonías al estilo de la infausta ministra de Hacienda del pasado y actual gabinete.

Y miren que les digo, que es muy lícito y aconsejable el que para conseguir unos resultados se negocie hasta la extenuación de sus contendientes; eso es pura acción democrática, pero lo que no lo es con toda seguridad, es el resultado de la contienda si ello conlleva el haber llegado a un trágala por parte de una de las partes, porque eso acabará por afectar a todo el pueblo español.

El buen vasallo que cita el Cantar no se vincula con Pedro Sánchez sino que como digo en algún párrafo anterior, se trata a todo un conjunto de ciudadanos que son quienes sufrirán los vaivenes que acarrean las mentecatas, indecentes y lacerantes decisiones de un elemento que ni siquiera pasará a la Historia en clave positiva, porque para él no existirá página alguna que rellenar. Esto es de juzgado de guardia y que le caigan tantos años de pena como millones de españoles que sufrirán las consecuencias de quienes desafortunadamente le votaron y un par de meses después, lo que él decía en las campañas electorales les ha resultado una apuesta por el engaño y la mentira cuando por ejemplo dijo que no habría amnistía alguna porque éso no cabía en la Constitución. Ahí hemos podido comprobar que sus votantes creyeron a pies juntillas lo que expuso por activa y por pasiva y cuyo resultado ha sido que se está trabajando en el texto de dicha Amnistía para aprobarla muy en breve. Una auténtica desvergüenza, que eso sí figurará en todas las paginas de la historia biográfica de los felones. Engañar a los tuyos no es de personas dignas y honradas.

Y el “Señor” al que se refiere la expresión del Cantar del Mio Cid, si lo trasladamos al 2023, no será el rey leonés Alfonso VI si no el aspirante a la Jefatura del Estado español en pleno siglo XXI de la mano de un grupo de traidores a la esencia del Partido Socialista Obrero Español. Definitivamente, una cuadrilla de comunistas, un puñado de defenestrados de la política, algunos soñadores con repúblicas bananeras y lo que es peor también los defensores de criminales de este país, nos vale para, lamentablemente, recordar aquella expresión de Julio César… “alea jacta est”

Así las cosas y siguiendo con el Cantar, los discípulos de Bellido Dolfos tienen bien aprendida la lección para esos menesteres y este indecente personaje tiene también diseñado su impropio ejército copiando el acuerdo con Francia que firmó otro fracasado llamado Pau Claris por el que entregó en 1640 el denominado Principado de Catalunya al rey Luis XIII de Francia. 12 años después del versallesco acuerdo de cesión territorial y de competencias por las que el gabacho facilitaba un ejército afrancesado a cambio de importantes aportaciones económicas, Catalunya decidió dar marcha atrás a ese acuerdo con el imperio francés y de esa manera en 1652 regresaba de nuevo al seno de la corona hispana.

Sepa usted, Sr. Sánchez, que el referéndum constitucional del 6 de Diciembre de 1978 fue apoyado por 2,75 millones de catalanes, siendo junto con Andalucía el territorio que más apoyó con su respaldo a esa Constitución.

Y ustedes ahora vuelven a jugar a romper esa que apoyaron masivamente hace 45 años, y podría ocurrir que se repitiera la historia de 1640, y en aquel juego del mato una y me cuento veinte sigan mintiendo a quien ya ni les prestan atención.

El pueblo español necesita el respaldo de alguien que bien pudiera ser un “buen señor” y no un arribista que miente mas que habla. A él no le importa nada si muchísimos ciudadanos de éste país pasan penurias para conseguir un techo en donde cobijarse, porque él lo tiene gratis en La Moncloa. Ni le preocupa el precio del gas ni la electricidad, porque tampoco lo paga. Ni el precio del combustible, porque los coches oficiales, helicópteros y aviones Falcon, así como su uso, tampoco salen de su bolsillo, y no sé que pasará con la cesta de la compra, porque no creo que Doña Begoña vaya al mercado a surtirse de los alimentos precisos para el sustento de su familia.

Y en fin, ¿para qué seguir? Don Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos, dejó para que pudiera leerse a perpetuidad aquella frase que escribiera entre 1580 y 1645 y que me permito transcribir: Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir.

Así que por el bien de todos los mortales que habitamos por estos lares llamados España, que Dios reparta suerte porque para luego ya es tarde.

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