El golpe de calor es una situación potencialmente mortal provocada por un aumento brusco de la temperatura corporal, que puede provocar un fallo multiorgánico e incluso la muerte. Por lo tanto, un golpe de calor siempre es una urgencia y el animal debe acudir inmediatamente al veterinario.

En el caso de los perros, debemos tener en cuenta que su termorregulación se produce a través de los jadeos y, solamente eliminan sudor a través de los cojinetes plantares, puesto que no tienen glándulas sudoríparas repartidas por el resto del cuerpo. Esto implica que la disipación de calor, es lenta y por lo tanto, un aumento de la temperatura corporal brusco, puede producir graves lesiones en apenas 15 minutos.

En los perros, el golpe de calor se manifiesta por un aumento de la temperatura corporal por encima de los 40.5ºC, lo cual se acompaña de salivación excesiva, jadeos y respiración acelerada. Además, pueden aparecer tambaleos, alteración de la salivación y coloración de las mucosas (azuladas) o incluso convulsiones. Por encima de los 43ºC se produce un fallo multiorgánico, que puede causar daños irreversibles e, incluso la muerte del animal.

Algunos factores de riesgo que debemos tener en cuenta para poder evitarlos (o minimizarlos), son:

  • Altas temperaturas estivales.
  • Humedad ambiental elevada (que dificulta la eliminación de vapor de agua del cuerpo).
  • Espacios reducidos y/o con mala ventilación (un coche, una habitación cerrada…).
  • Realizar ejercicio en las horas de más calor.
  • Falta de acceso al agua.
  • Falta de sombra (balcón, jardín,etc).
    Además, existen algunos animales con mayor riesgo de sufrir un golpe de calor:
  • Animales muy jóvenes o viejos.
  • Perros de razas braquicefálicas (bulldog, carlino, boxer…).
  • Animales con enfermedades respiratorias o cardiacas.
  • Animales obesos.
    Ante un episodio de este tipo, debemos tener en cuenta que se trata de una urgencia y, por lo tanto, la prioridad es acudir a un centro veterinario lo más rápido posible. Además, siempre es aconsejable llamar al veterinario de camino, para mejorar la rapidez de la actuación del profesional. Mientras tanto, se debe intentar reducir paulatinamente la temperatura y mantener la hidratación del animal.
    Para ello, se deben seguir algunas pautas:
  • Poner al animal en la sombra, en un lugar fresco y ventilado.
  • Mojar al animal con agua tibia (no agua fría ni hielo).
  • Ofrecer agua (evitando ingestas excesivas o muy rápidas).
  • Encender el aire acondicionado en el coche de camino al veterinario.
    Para evitar este tipo de incidentes, lo más importante es tomar algunas medidas de prevención y, sobre todo, usar el sentido común:
  • Acceso ilimitado al agua.
  • Mantener al animal en un espacio fresco, ventilado y con sombra.
  • Realizar los paseos en las horas más frescas, nunca a mediodía, evitando las zonas sin sombra.
  • Hacer paradas para beber durante el paseo y mojarles si es necesario.
  • Evitar el ejercicio intenso.
  • Prestar especial atención a: cachorros y viejos, cardiópatas, braquicéfalos…
  • NUNCA dejar al perro en COCHE.

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