Quien cambia, a veces se equivoca, pero quien no cambia, se equivoca casi siempre.

Esa es la clave para entender la diferencia entre una persona inteligente y la que no lo es tanto.

Sin duda la desidia, pereza y la adicción a personas y patrones insalubres, las tres, son todas ejemplos de como muchos elementos de una sociedad se niega a aceptar que el no cambiar es la principal causa de la infelicidad humana.

Por eso tenemos que mantener en forma el músculo más pequeño y poderoso de la anatomía humana, que, por cierto, hace algún tiempo un espabilado bromista en una de mis clases dijo «el clítoris»… y no.

Es un músculo tan pequeño que no se ve a simple vista. Tan sólo, se intuye su existencia en lo mundano cuando se descubre por sus efectos.

Hay neurólogos, que gracias a avanzadas tecnologías y experimentos, sostienen que ese «músculo» es la «voluntad» y la solemos reconocer como poderosa en las personas con la corteza cingular anterior del cerebro más poblada de neuronas glía y los axones están más mielinizados.

Por tanto, en la vida, suele tener mayor probabilidad de salir mejor aquello que más entras ¿entrenas la voluntad ser feliz? es decir ¿sabes cambiar a tiempo?

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