La asesina de los helados: Hermosa, dulce y amable

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Goidsargi Estibaliz Carranza Zabala waits for the beginning of her trial at the regional court in Vienna on November 19, 2012. The woman, who has joint Spanish-Mexican citizenship and who is described as "singularly cold-blooded", is accused of murdering two men and setting their sawn-up body parts in concrete in the cellar of her ice cream parlour. AFP PHOTO / DIETER NAGL TELETIPOS_CORREO:%%%,%%%,%%%,VIENNA

Estíbaliz Carranza Goidsargi, española con residencia en Austria, escondida una macabra historia en el sótano de su heladería: «la heladería de los horrores».

Quien podría pensar que esta española residente en Viena, con un aspecto amoroso y tierno, era una psicópata asesina que tenía en el sótano de su heladería, en los frigoríficos, los restos de los que fueron sus compañeros sentimentales.

La prensa Austriaca bautizó a esta, como, «el ángel de hielo» Pero ¿quién era Estibaliz Carranza? La dulce y amable Estibaliz «Esti» como la llamaban sus vecinos, nació en 1978 en México D. F., tenía doble nacionalidad: española y mexicana. Hija de un psicólogo y periodista mejicano y de una alavesa, residente en Barcelona. Cuando se casó con Holger se trasladó a Viena donde en 2006 montó su negocio: la heladería «Schleckeria» con ayuda de los 100.000 euros que le dio por entonces su todavía marido.

En 2008 decide divorciarse, y es ahí cuando el sueño se convertirá en una pesadilla. Y la dulce y amable “Esti” se transforma en una asesina despiadada cuando su exesposo le pidió el dinero de su inversión. Según relata a la policía en su confesión, cogió el fusil de Holger y le disparó por la espalda mientras éste miraba su ordenador. Después cogió una sierra eléctrica y lo descuartizó en el sótano de la heladería que ambos habían montado guardando su cabeza en una nevera y dejando el resto en otros recipientes que llenó de cemento.

Para justificar la desaparición de su exmarido con secta y dinero incluido, «Esti» invento una historia rocambolesca. Según un amigo cercano a ambos, la española contó que le entregó 10.000 euros a su exmarido en concepto de pago anticipado por la deuda que tenía y que éste se unió a los «Hare Krisna» con los que se fue a La India. Nadie en ese momento sospechó de ella.

Dos años después, «Esti» conoció a un vienés de 48 años, A Mandred H., un representante de helados con el que trataba prácticamente a diario y con el que comenzó una relación. Tiempo después, puso fin a esta relación. Tras una discusión por dinero, con el mismo fusil con en el que mató a Holder en 2008, disparó a Mandred mientras dormía. El procedimiento el mismo. Lo llevó hasta el baño, lo descuartizó con la sierra eléctrica y mezcló los pedazos con cemento.
Pero esta vez no todo cupo en el frigorífico, que ya estaba ocupado con los restos de su anterior víctima. Entonces guardó un pedazo en la arena del gato, para evitar que el hedor la delatase.

De nuevo cuenta a los demás la misma historia: el amante que la abandona para irse a vivir a Tailandia.

Hasta que, en junio de 2011, unos trabajadores realizaban unas obras de construcción en una peluquería ubicada junto a la heladería Schlekeri, cuando al entrar en el trastero propiedad de la española para acceder al desagüe del edificio encontraron dos rifles de precisión, un bolso de mujer con una pistola y una libreta de anotaciones en español. ​

Cuando Estíbaliz se percató de que habían encontrado los cadáveres en el sótano de la heladería, huyó en taxi a la localidad italiana de Cavazzo donde pasó la noche en un hotel. Al día siguiente viajó en tren a Udine, y allí en la estación, conoció a un artista callejero, que tras verla muy agobiada y llorando la ofreció quedarse en su piso.

Su anfitrión empezó a sospechar cuando ella le contó que había tenido graves problemas, evocó la posibilidad del suicidio y dijo que quería consultar diarios austríacos en Internet.

Asustado llamó a la policía que rápidamente la identificó. La «baronesa de hielo» mostró entonces su lado más gélido. Fría y tranquila confesó los asesinatos y los justificó asegurando que lo tuvo que hacer por los malos tratos que padecía de
Holger y Mandred, aunque no se han demostrado.

Los psiquiatras forenses que la reconocieron consideran que «Actúa como una princesa que quiere ser salvada por un hombre»

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