Están parados en la frontera 

muros altos e interrogatorios 

incomprensión a las respuestas 

les engañó la estrella. 

No siguieron la que pensaban 

era el rastro de los misiles 

se encendían, se apagaban 

misteriosa ella. 

Les dejaron que atravesaran la frontera 

desierto lunar, cráteres en las calles 

de color rojo el asfalto 

sangre de niños fresca. 

No, no queda nadie a quien entregar 

los regalos que tanto han costado 

para encontrar alguna sonrisa 

por ahora, sin labios que sonrían. 

Mientras desde el cielo 

van cayendo las estrellas seguidas 

misiles y bombas a mansalva 

no respetando absolutamente nada. 

Ya no quedan vidas para segar 

ni viviendas para habitar 

por quedar no quedan ni las ratas 

para los cadáveres limpiar. 

Se preguntan ellos 

para eso tanto viajar 

venimos a alegrar la vida 

pero vida no queda ya. 

No quedan niños, no queda nadie 

sólo el odio entre los escombros 

que generaciones durará 

en uno y otro lado, qué más da. 

Unos pocos se benefician 

esos sin corazón 

ya no queda humanidad 

sólo la maldad… 

Nos llamamos humanos y no tenemos humanidad. 

Toni Oliver 

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