El arte de cantar: vínculo maestro-alumno
Después de haber escrito numerosos artículos sobre la importancia del canto en la educación escolar, su origen, causas, y circunstancias que afectan a la voz, beneficios, y cómo no, sobre la técnica vocal, no querría dejarme en el tintero uno de los aspectos de gran relevancia a la hora de la enseñanza y estudio del canto como es el punto de unión entre PROFESOR y ALUMNO.
Como cantante y docente, y tras una larga experiencia, deseo escribir algunas líneas para que puedan conocer y entender el valor de dicha unión.
La enseñanza del canto debe ser una verdadera vocación, si no se siente AMOR y PASIÓN por ella difícilmente podrá llegar a los corazoncitos de esos grandes y diminutos seres que anhelan cultivar el alma, experimentar emociones, aprendizaje y sentir la belleza de la música en todo su ser.
Todo artista es capaz de desarrollar sus cualidades innatas y lo más importante de adquirir aquellas destrezas que no poseen, y esa se convertirá en la labor incondicional del educador hacia su discípulo.
El canto tiene la capacidad de traducir los más profundos sentimientos del artista y por medio de él se llega a expresar lo que las palabras no pueden comunicar. Es considerado el lenguaje del alma y es por ello que al cantar cualquier pieza musical será interpretada desde lo más hondo de su corazón con esa sensibilidad que atrapa al oyente.
Maestro
Todo buen maestro debe saber cantar, tener conocimientos musicales y fisiológicos sobre el mecanismo vocal, buen oído, sentido crítico, paciencia, entrega de si mismo y sinceridad ante los errores y aspectos a mejorar de sus alumnos.
Pero no hay que olvidar poseer una de las grandes cualidades indispensables como es la INTELIGENCIA EMOCIONAL y la PSICOLOGÍA durante el proceso de enseñanza.
El preceptor tratará de conocer la personalidad y temperamento de cada alumno, sus esfuerzos y debilidades.
Será poseedor de mucha comprensión, paciencia y amabilidad, y le otorgará ilusión, estímulo y coraje durante el proceso. Tratará de conocerlo y traspasar su alma.
Ayudará al alumno a conocer y encontrar sus percepciones a través de la imaginación y facilitando a su vez herramientas para su comprensión.
A través de una atención plena invertirá tiempo en cultivar sus dones y con mucho cuidado tratará que el discípulo aprenda a manejar sus emociones y a habituarse a sus circunstancias.
Ensalzará lo positivo y cualidades instaurando el deseo de superación. Se le reconocerá los progresos alcanzados independientemente de los resultados, consiguiendo realzar su autoestima y seguridad en si mismo.
Nunca el docente deberá ser impaciente puesto que afectará al rendimiento y relajación del alumno ocasionándole cierto nerviosismo y bloqueo en su ejecución.
No hay que olvidar que el interés del alumno prima sobre el maestro
Deberá trazar una metodología interesante, divertida, que los alumnos se instruyan a través de un aprendizaje significativo, de una forma desigual, creativa, donde pueda desarrollar su autonomía, afectividad y no limitarse jamás a un trabajo mecánico sino dosificando el estudio para hacerlo más atractivo.
Se centrará en un aprendizaje donde el feedback será esencial entre el alumno y profesor a través del método teórico y práctico.
Todo alumno seguirá su plan de estudio, cada uno es un mundo y dependiendo de su capacidad se le podrá exigir más o menos resultados. El canto exige una lenta asimilación y cada cual seguirá su ritmo.
Antes de empezar a trabajar con el alumno es muy importante conocer su salud vocal, sus gustos, sus metas.
En un primer momento se procede a una audición para valorar su cualidad vocal, su oído, musicalidad y el manejo de los aparatos que intervienen en la técnica vocal. Hay que advertir que algunos de ellos vienen con ciertos vicios adquiridos por lo que tendrán que hacer una labor más ardua como desaprender para volver a aprender en el transcurso del estudio. Lo más deseado es que vengan lo más vírgenes posible.
En definitiva, el maestro se convertirá en el creador que moldea al alumno con total prudencia adaptándolo al trabajo según sus progresos y favoreciendo a su aprendizaje en un ambiente distendido, acogedor, divertido, donde se convive con la amabilidad y armonía.
Alumno
En cuanto al alumno, desde un principio, debe ponerse en manos de su maestro con total confianza y a tener, sobretodo, fe ciega en él. Ha de saber que el aprendizaje se convertirá en una montaña rusa de altos y bajos, que el camino del aprendizaje pasará por varias etapas, un período muy rápido que dará paso a un estado de estancamiento que se transformará en un descanso para una nueva fase ascendente. Todo ello puede provocar, al inicio, entusiasmo y después incertidumbre, pero siempre con el convencimiento de que llegará la superación y el éxito.
Se prohibirá a los principiantes en su etapa de inicio trabajar por cuenta propia (vocalización), para que no cojan vicios, hasta tener la certeza de que los conceptos hayan sido asimilados y ya puedan trabajar solos.
Aconsejarles que la manera más eficaz de llegar a percibir sus defectos, acostumbrase a su voz, a darse cuenta de sus logros y asimilar mejor sus conocimientos será mediante la grabación de sus clases, donde podrán comprobar sus avances y entender mejor la técnica.
Nunca el trabajo dará resultados inmediatos. No hay que tener prisa, la voz necesita madurar y es por ello que la paciencia y cautela será el camino más seguro para afianzar una técnica que asegure el dominio de la voz. La palabra mágica será “TIEMPO”. Pero si de algo estoy segura es que a la larga o muy pronto se recogerán los frutos.
Basándome en mi experiencia, el alumno desea conocer de inmediato cuánto tiempo podrá necesitar para conseguir cantar, pero desconocen que todo dependerá de ellos, de su inteligencia, habilidades, seriedad en el trabajo, responsabilidad, su capacidad de asimilar conceptos y su ASIDUIDAD. Hay que reconocer que en sus inicios está muy ansioso por ver avances en su voz, pero tiene que comprender que el trabajo será minucioso y todo dependerá de sus posibilidades, capacidad de trabajo y PACIENCIA.
Hacerles entender que la verdadera felicidad está en el camino y que será el resultado de un gran ÉXITO
En pocas palabras, mi único anhelo es poder inculcar a mis propios alumnos toda mi experiencia y sabiduría, ayudarles a poder alcanzar sus metas, que ellos mismos puedan encontrar un mundo de expresión, que experimenten nuevas sensaciones, emociones, ilusiones, esfuerzo, esperanza y experiencias inolvidables. Siempre con las mismas ganas de lucha y todo sea por arrancarles una sonrisa día a día y seguir aportando un granito de arena en sus vidas. Hacerles sentir y vibrar con la música, en definitiva llegar a cada uno de sus corazones y convertir la docencia en algo tan puro como la palabra AMOR.