Biden: Hola, Sócrates. No sé como has llegado hasta aquí, viajando en el espacio-tiempo, pero ya que tengo la fortuna de poder conversar contigo en el salón de mi casa: ¿Cómo ves que la democracia sea el pilar fundamental de nuestra sociedad?

Sócrates: Debo admitir que tengo mis reservas sobre la democracia, presidente Biden. Mi discípulo, Platón, consideraba que la democracia era propensa a la manipulación por parte de demagogos y conducía al gobierno de personas menos cualificadas o moralmente comprometidas.

Biden: Entiendo tus preocupaciones, Sócrates. Pero la democracia también ofrece la oportunidad de dar voz a todos los ciudadanos y de promover la igualdad y la libertad.

Sócrates: Cierto, presidente Biden. Sin embargo, ¿no crees que la democracia corre el riesgo de caer en la tiranía de la mayoría, donde las decisiones se toman en base a los caprichos populares en lugar de la sabiduría y la razón? Más aún donde con un simple movimiento estratégico en las redes en internet se pueden conseguir bandazos de tendencia de voto sin más análisis que una reacción emocional.

Biden: Es una posibilidad, Sócrates. Pero creo que con el tiempo, la democracia puede evolucionar y mejorar, ofreciendo una mayor participación ciudadana y una mejor representación de los intereses de todos.

Sócrates: Muy optimista, presidente Biden. Sin embargo, me preocupa que los políticos que acceden al poder a través de la democracia no estén necesariamente guiados por la sabiduría y la virtud, sino por el deseo de ganar elecciones y mantenerse en el poder bajo la sombra de grandes corporaciones e intereses económicos a veces muy perniciosos para la mayoría de personas.

Biden: Entiendo tu punto, Sócrates. Pero creo que como líderes políticos, tenemos la responsabilidad de actuar con integridad y trabajar en beneficio del pueblo que representamos.

Sócrates: Una respuesta muy políticamente correcta, pero que poco tiene que ver con los escándalos que una y otra vez acontecen tarde o temprano en la vida de muchos líderes de vuestro tiempo, presidente Biden. Por eso, sólo los más capaces intelectualmente, mejor formados y con contrastada experiencia de vida que les otorgue los valeres adecuados y auténtica búsqueda de la virtud, podrían garantizar un gobierno verdaderamente justo y sabio para gobernar, siendo vital y necesario, que estuvieran, también, protegidos de cualquier influencia de los poderes fácticos de vuestro tiempo. Es evidente, que quien no dispone de la financiación de esos poderes, no tiene capacidad de poder representarse como candidato por mucho que sea el político idóneo.

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