Persisten las desigualdades laborales a nivel Mundial: Retos y perspectivas para el futuro

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A pesar de la disminución global de la pobreza laboral en el mundo, las disparidades regionales continúan siendo una preocupación importante en el panorama laboral. Mientras algunas regiones celebran la reducción de las tasas de trabajadores pobres, otras como los Estados árabes enfrentan retos pospandémicos significativos. África sigue siendo la región con la mayor proporción de trabajadores pobres, con un alarmante 29,0% de su población empleada en esta situación, destacando especialmente el África Subsahariana con 145 millones de personas en pobreza laboral extrema, casi un tercio de su población empleada.

La situación se complica con la crisis actual, donde se espera que persistan la pobreza laboral y la informalidad ocupacional, ambas entrelazadas profundamente. Este contexto plantea serios obstáculos para el cumplimiento de la Agenda 2030, especialmente en regiones con limitada capacidad fiscal para abordar las tensiones económicas.

La lucha por la igualdad de género en los puestos de toma de decisiones sigue siendo ardua, con retrocesos notables. En 2022, solo el 27,5% de los puestos directivos estaban ocupados por mujeres, mostrando un descenso desde el 28,5% en 2021 y retrocediendo a los niveles de 2016. Si esta tendencia continúa, se estima que pasarán 176 años antes de alcanzar la paridad de género en puestos directivos.

A nivel regional, mientras África ha mostrado progresos, Asia y el Pacífico experimentaron retrocesos, especialmente evidentes en África septentrional, donde solo el 12,6% de los puestos directivos son ocupados por mujeres, reflejando obstáculos sistémicos en los Estados árabes y partes de Asia.

La informalidad laboral sigue siendo un desafío crítico. En 2023, más de 2.000 millones de trabajadores estaban en la economía informal, representando el 58,0% de la mano de obra mundial. Aunque la tasa de informalidad global ha disminuido ligeramente desde 2015, el número absoluto de trabajadores informales sigue siendo alto.

A pesar de mejoras en la tasa mundial de desempleo, persisten los problemas de trabajo decente, como la pobreza laboral y la informalidad. Las mujeres y los jóvenes enfrentan tasas de desempleo más altas en comparación con sus contrapartes masculinas y adultas. En 2023, las disparidades de género en las tasas de desempleo reflejaban niveles similares a los de 2015, destacando la necesidad urgente de abordar estas inequidades.

Otro desafío es la educación y formación laboral de los jóvenes. Aunque ha habido avances en la reducción de jóvenes que no están en educación, empleo o formación, persisten disparidades alarmantes, especialmente en Asia Meridional.

La protección de los derechos laborales fundamentales también ha experimentado un deterioro continuo desde 2015, afectando tanto a países desarrollados como en desarrollo. Las violaciones de las libertades civiles fundamentales de los trabajadores y empleadores son un factor clave en este empeoramiento.

En cuanto a la distribución de las rentas del trabajo en el PIB, se observa un desequilibrio preocupante entre las rentas del trabajo y las del capital, con aumentos en algunas regiones pero descensos en otras, lo que subraya la importancia de abordar estas disparidades para promover una distribución más equitativa de los beneficios económicos.

A pesar de algunos avances, persisten desafíos significativos en el ámbito laboral a nivel mundial. Abordar estas desigualdades laborales requerirá un compromiso sostenido y acciones coordinadas a nivel internacional, regional y nacional para lograr un progreso más equitativo y sostenible hacia el trabajo decente y la justicia social.

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