Llama poderosamente la atención cuando empresas dedicadas a la compraventa de bienes inmuebles, además, de cierta envergadura, multinacionales o no, carezcan de un gabinete de imagen, calidad y veracidad.

Se comprende que quieran realizar transacciones, es lo propio de la oferta y demanda, y muy lógico en un sector que mueve enorme volumen de negocio. Sin embargo, errores y fallos, máxime cuando siembran confusión o engaño, pueden dañar la imagen y desacreditar a todo un sector.

Las portadas en webs ofreciendo en Mallorca la venta y alquiler de MASIAS, ya colma el vaso. De forma intencionada o no, dos empresas (HABITACLIA y ZANKyOU, por lo menos) parecen haberse puesto de acuerdo para una misma campaña promocional de sus actividades en la isla. Se supone que para aprovechar la movida de “mallorcanosevende”

La Masía

Una masía es un tipo de construcción rural que existe en el este de España y sur de Francia, concretamente en la antigua Corona de Aragón y la Provenza. Tiene sus orígenes en las antiguas villas romanas. El término “masía” proviene del catalán “mas” y, a su vez, del vocablo latino “mansum” que significa casa de campo o propiedad rural . Estas construcciones están ligadas a explotaciones agrarias y ganaderas de tipo familiar. A lo largo del tiempo, los materiales utilizados en su construcción han variado, pero suelen tener fachadas orientadas hacia el sur y techos con dos vertientes. Las masías se distribuían en dos pisos, con el primero destinado a tareas agrícolas y el
segundo como vivienda. Escasean en la parte más próxima a los Pirineos mientras que en el resto del Este peninsular se encuentran en los antiguos latifundios de la Corona de Aragón.

Sa Possessió

Sa possessió es, en su origen, una edificación que responde a las necesidades de grandes explotaciones en las que, tradicionalmente, se ha combinado un sistema de rotación de cultivos como actividad principal, con un aprovechamiento ganadero complementario, que suministraba animales para la labor, posibilitaba el estercolado de los suelos, y aportaba una renta adicional. Se daba así una respuesta funcional a la necesidad de alojamiento de trabajadores, estables o jornaleros, al de los propietarios, al acomodo del ganado y al almacenamiento de los aperos y productos agrícolas, todo ello en edificios amplios, organizados en torno a uno o más patios de distribución. Como antecedente de sa possessió, se suele destacar la alquería o el rafal, construcciones propias de las explotaciones agrarias de la época del dominio musulmán, entre los siglos X y XIII.

Un gran número de fincas mallorquinas conserva su denominación islámica o una evolución de la misma, muestra de ello son Albeña, Buñolí, Ferrutxellas, Raixa, Alfabia o Alquería Blanca, si bien el nombre puede tener un origen posterior. En este grupo se sitúan aquellas posesiones cuyo nombre hace referencia a algún elemento de su estructura (Sa Torre, Sa Teulera, Ses Talaies, Es Molí, Malesherbes, Sa Tanca), algún aspecto relacionado con su establecimiento o función (Cañamel, Es Carboneig, Es Pelag, S’Heretat, la Granja de Esporlas) o simplemente un término que guarda relación con el origen u ocupación del dueño (Cas Capitá, Es Monjos, Es Frares).

Se trata de una tendencia mayoritaria en las casas de posesión que aparecen después de la desamortización de Mendizábal, en el año 1834. Al reparto de tierras le siguió un proceso de colonización que perduró durante varias décadas. La nueva población de la isla se constituyó de comerciantes judíos (chuetas) que se establecieron en la capital, esclavos sarracenos libertos que se dedicaron a la artesanía y familias cristianas procedentes del sur de Francia, Aragón e Italia, aunque también y en menor medida de Castilla, Navarra y Flandes. Estas se desplazaron hasta Mallorca motivadas por las ventajas que ofrecía el repoblament. Al principio, la distribución poblacional continuó rigiéndose por el modelo musulmán; en alquerías, rafales, predios o pequeñas casas de campo que dieron lugar a pequeñas aldeas y parroquias.

La Torre

Uno de los elementos verticales más destacables de la posesión mallorquina es la torre. Las primeras se habrían construido en el siglo XIII, tras la conquista cristiana, aunque la mayoría datan del siglo XVI. Su existencia se debe, principalmente, a la necesidad de protección y defensa ante los continuos ataques de corsarios. Por tanto, constituyen uno de los escasos elementos que atestiguan la voluntad defensiva de las gentes que habitaron dichas construcciones, si bien pueden mencionarse otros componentes del mismo periodo como muros anchos, puertas y ventanas escasas a la vez que pequeñas o conjuntos cerrados que se organizan a partir de un patio interior (clasta). Sin embargo, son pocos los elementos defensivos característicos de esta etapa que se conservan hoy en día ya que, una vez superado el peligro de ataques marítimos, muchos fueron suprimidos o reformados.

Queda más que documentado que las masías en Mallorca nunca han existido, de la misma forma que nunca se han construido rascacielos neoyorquinos ni pirámides aztecas, mayas o egipcias.

Será de agradecer que estas empresas inmobiliarias corrijan y rectifiquen, de lo contrario puede malinterpretarse.

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