En su informe el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, remarcó que el PIB per cápita español ha crecido un 0,3 % desde final de 2019, mucho menos que el 2 % de la UE. Cierto que lo suaviza previniendo un crecimiento para 2024 alrededor del 1,9%, susceptible de cambio pues no deja de ser una previsión.

En la CCAA BALEAR, gracias al turismo, los marcadores son desde hace tiempo más que aceptables, incluso permiten que nuestras autoridades se distraigan en discusiones de índole político, cultural y social, favoreciendo conflictos y problemas de tipo económico que impiden lograr el bienestar social; se sumergen en enfrentamientos innecesarios para hacer prevalecer sus doctrinas culturales, apoyan más a colectivos que se mueven al son de intereses externos, confunden la ciudadanía al promover inútiles manifestaciones callejeras, al vaciar aulas y puestos de trabajo con laboriosos preparativos, cuando tenemos problemas de calidad de enseñanza, falta de mano de obra, inseguridad ciudadana, carencia de recursos, infraestructuras y soluciones para jubilados, sanidad y movilidad, etc. Sin soluciones a la saturación en el transporte público, la poca agilidad en trámites burocráticos, el fracaso de la «cita previa» y, más, mucho más; todo ello por la obsesiva dependencia a un centralismo que sabe sacar provecho a la falta de responsabilidad, ética, aptitud y respeto, de unos políticos isleños más preocupados por sus grupos que por los ciudadanos a los que privan de un mejor nivel de vida.

El Informe Anual del Banco de España correspondiente a los años 2022 y 2023 refleja que el buen comportamiento del empleo, la estabilidad de las tensiones geopolíticas y la mejora adicional de la actividad del sector turístico habrían contribuido una evolución en los resultados. Parece ignorar los conflictos bélicos que tanto afecta al IPC, la tasa de desempleo a nivel nacional, el desfase entre salarios y costes, la insularidad, etc. Si en términos per cápita, el PIB se situaba en España apenas un 0,3 % por encima de su nivel de finales de 2019 (conociendo los elevados flujos de inmigración en los dos últimos años), contrasta con lo observado en la UEM, donde el PIB per cápita se
encontraba un 2 % por encima de su nivel previo a la pandemia, hace desconfiar de este informe. Y mucho. Sobre todo, al escuchar su comentario: «Las diferencias de España con todos los demás países son estadísticamente significativas en lo que respecta al desempleo juvenil, la incidencia del paro de larga duración y la situación laboral de los trabajadores con edades cercanas a la jubilación. A pesar de esta elevada tasa de paro, se observa, además, escasez de mano de obra en determinados sectores». Consecuentemente no es oro todo lo que reluce por mucho que se pretenda brille hasta deslumbrar.

Si nuestros políticos analizan la realidad a nivel nacional, entenderán que en nuestra CCAA necesitamos imperiosamente que se dejen de monsergas, se ​ pongan a trabajar, eviten tanta pleitesía a sus sedes centrales y prioricen las verdaderas áreas de trabajo, aquellas que nos proporcionen tranquilidad y prosperidad. Productividad y bienestar. Sabiduría y respeto. Solo se conseguirá desde la familia y el colegio, necesitamos respeto mutuo, estudio, conocimientos, sentido común para aplicar la lógica, desterrar el odio, el adoctrinamiento, la dependencia, falsedad y carencia de Valores.

Solo así recuperaremos el esplendor de unas islas que, con el trabajo de sus gentes, la riqueza actual y el orden necesario, nos hará unos auténticos
baleáricos.

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