La sinrazón de la razón y a la inversa Parte 3ª

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Cuántas cosas absurdas

nos pasan cada día

quitamos los árboles que nos dan sombra

de plástico los ponemos que no se riegan

tampoco sus raíces se rebelan.

Nos quejamos de la calor, agobia

el plástico se funde y se achicharra

ya no nos da sombra

ni la brisa que por sus hojas pasa

ahora el aire quema.

No quieren coches en la ciudad

en ella nos quieren encerrar

si tardamos más de quince minutos al andar

estamos malgastando la libertad.

¿Por cierto, qué libertad?

Encerrado en la ciudad

sin barrotes que se vean

sólo las que en la mente nos marcan

para que no conozcamos más allá

de su perversión y su maldad.

Y si rompemos esas berreras

de esa mente perversa

que su engaño nos graba

saltando la mental valla

sí, ya lo sé, seremos la oveja negra.

Precio de la libertad

no tiene el alimento en la gaveta

en el pesebre algunos dirían

así nos salimos del sistema

esa gran farsa de mentiras.

En los tropiezos nadie la mano nos da

aprendemos a levantarnos y seguir con nuestras heridas

las curamos con la mejor hierba

la del campo y el sol que todo lo cura

o la tormenta que nos refresca la testa.

Se siente el frescor de la brisa

con el perfume de las cloacas

pensaba que sería el de las rosas

pero no, huele que apesta

ni el desodorante lo quita.

Elecciones para elegir a quien nos va a mandar

vaya mentira más grande, es una trampa

nada nos gestiona

sólo de nuestras cuentas se cobra

ninguno inspira confianza.

Votamos al menos malo, qué falacia

una vez llegados todos se suben los sueldo, todo por la pasta

ahí empieza la gran carrera

de la caja de Hacienda sale magia

el gran mago y su chistera.

Dicen que nos apretemos la correa

que los calzones perdemos en la escena

la verdad es que ni correa ni calzones quedan

los nuestros, a ellos hay que comprar otra correa

más grande para llevar su cartera.

Leo la prensa

mejor la de vino, que la de papel no interesa

en el olvido la verdad

en su cartera los sobres de la mentira

el circo en la portada.

Me duele la vista

de tanto buscar certezas

cuando las han tapado con la mejor tinta

tan opaca que no se ve a través de ella

culo, caca, que esto no se dice, se calla.

Ahora ya no busco letra

que salga la que quiera

que verse la que versa

que la libertad se paga

otra cosa es la moneda.

El vaivén de las olas

su sonido armónico

rompiendo en la playa

bajo el amor platónico

del sol y la luna.

Dos eternos enamorados

a no estar juntos condenados

por brillar el día que el creador

estaba muy cansado

sin brillo que lo delatara.

Cierto que a veces

al atardecer o al alba

se miran de reojo

uno se acuesta

el otro se levanta.

Luego llegan las lágrimas

la morriña de milenios

terminando en tormenta

rompiendo la calma

de la tierra, sus habitantes.

Volviendo al sexo

ese mal llamado amor

nos lo venden como si fueran manzanas

en las películas, en la prensa

en nuestra mente ya cascada.

Cascada la del río

cayendo sobre el lago

apalizando sus aguas

como fiera enfadada

al final calma, silentes sus palabras.

¿Qué sabemos de la nieve?

ella siempre tan blanca

deseando caer en avalancha

disfrutando de rodar por la ladera

y caer donde caiga.

El relámpago

el rayo odiado

su trueno

las trompetas del diablo

el agricultor esperando.

El agua de sus lágrimas

las de las nubes enfadadas

cayendo sobre su cara

limpiando la tierra

seca de su rostro agrietado.

Compramos perros como mascota

los abuelos en el asilo

los padres de camino

olvidados en el destierro

la mascota ríe y salta.

Luego hay que sacarla sobre el asfalto

que la casa nos mancha

también la escusa de que así andamos

quién acompaña a quien

el perro al amo o viceversa.

Me mandan al destierro

por cantar las verdades

me callan la boca con el olvido

me apalean las costillas, sin paga

los ojos me vendan para que no vea.

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