Farah, de siete años, ha conseguido sobrevivir gracias a ser cubierta por los cuerpos sin vida y mutilados de sus padres

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Farah, de siete años, ha conseguido sobrevivir gracias a ser cubierta por los cuerpos sin vida y mutilados de sus padres. Los hombres malos llegaron este lunes a las cinco de la madrugada, mientras todos dormían. Durante cuatro horas fueron asesinados a base de machete y palo maza pesado, claro, para ahorrar balas. Acabaron con casi todos los miembros de varios poblados, sin piedad alguna.

Hace unos días en Etiopía, el segundo país más poblado de África y uno de los más diversos étnicamente. Cientos de civiles de la etnia amara han sido asesinados en un ataque indiscriminado contra dos aldeas en la región de Kellem Wollega, a 400 km al oeste de la capital, Adis Abeba.

De madrugada atacaron y dispararon sin oposición armada alguna sobre hombres, mujeres y niños. La matanza tiene unas dimensiones de terror. Es imposible calcular el número de desaparecidos.

Aldeas enteras ardiendo y llenas de cadáveres, la inmensa mayoría civiles sin ninguna oportunidad de defensa alguna.

Hace 2 años, sólo 8 millones de etíopes precisaban ayuda vital, a día de hoy, 29 millones de personas etíopes requieren la asistencia urgente humanitaria, el hambre provocadas por las sequías y las inundaciones, la corrupción, el odio entre etnias armadas provocan que el país se precipite por el abismo de la violencia y la tensión social.

Jacinto, de 13 años, es un maltratador psicológico nato. No hace más que robar, insultar y amenazar con pegar fuego a la casa a su madre, que aterrorizada, saca y le entrega 30 euros que le quedaban y tenía escondidos en un bote de aceitunas, dentro del refrigerador.

El padre está cumpliendo condena por múltiples robos con fuerza y le quedan unos cuantos años más a la sombra. Su familia apenas sobrevive porque reciben el ingreso mínimo vital, que el matón de la casa expolia a su madre para sus «gastos y divertimento personal». Sus dos hermanas pequeñas y su madre comen gracias a que van a buscar la comida al comedor social Tardor. Hace varios años que no pagan el alquiler, tarde o temprano tendrán que buscarse algo donde poder vivir.

El «héroe» de la casa está maquinando junto a sus colegas un plan para robar unas motos de agua en un chalet de lujo. Se mueren de envidia cada vez que en la costa ven a los pijos pavonear lo sobrados que están en sus vidas.

Pedro Prieto García, notable periodista local, anda por la calle, cabizbajo, reflexivo, uno de sus mejores amigos se ha marchado a otros planos de la realidad espiritual. Simplemente una noche se acostó y al día siguiente su cuerpo ya no disponía de la chispa de la vida.

Finalmente, tras una de sus diarias marchas legionarias, se sienta en uno de los bancos del Born, donde antaño mantuvo conversaciones con su querido y ahora difunto Sergio De La Mata. Recuerda las aventuras que vivieron juntos en su época en «Mallorca Press», y sus múltiples viajes. En especial el que hicieron a Roma, donde se encontraron con su hijo Carlos, pues un amigo, le envió las fotos para que pudiera rememorarlo.

Ayer me comentó que fue al funeral de Sergio. Uno más, de los que ya llevamos, los que cumplimos más años y de los que a lo mejor, seguiremos teniendo que afrontar ante la certeza de que de este parque de atracciones que es la vida, todos, en algún momento, tendremos que bajarnos de la noria.

Sea como sea, espero que pueda disfrutar de muchas vueltas, subidas y bajadas, incluso algún que otro bache, junto a este sabio y buen amigo, Pedro Prieto.

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