Con frecuencia reproducir una conversación mantenida con ilustres personajes que se ha convertido en destacadas referencias en el mundo de lo social, la cultura y la enseñanza complica la vida al autor del reportaje porque, como es el caso del profesor Román Piña, es obligado huir de la tradicional estructura periodística de la pregunta y a continuación su respuesta. Por eso cuanto él me contó mientras saboreábamos un dulcísimo sorbete de frutas en su casa de Esporles lo plasmo con la seguridad de que lo que recojo es lo que él dijo sin más por mi parte que algunos detalles entresacados de esa magnífica conversación.

El profesor Piña Homs es, como le place que le llamen, un jurista e historiador que alcanzó la cátedra de Historia del Derecho en la Universitat de les Illes Balears y que ejerció la docencia durante treinta y cinco años. Como historiador en su haber veintisiete títulos publicados cuyos textos son de obligado cumplimiento si se quiere conocer una historia real y sincera de las instituciones de la antigua Corona de Aragón y del Derecho de las Indias y quienes han sido en nuestras islas los auténticos valedores de su concepto universal.

Le tienen concedido entre otras muchas distinciones La Cruz de Alfonso X El Sabio, los Premios Ramón Llull y la Medalla de Oro de la Comunitat Autónoma de les Illes Balears.

Su último libro publicado “Mallorquines entre dos siglos” se presentó el 6 de septiembre de 2022 en la Sala Mozart del Auditorium de Palma en una jornada que abarrotó todo el patio de butacas. Y cuando me dicen que el libro cuenta con 60 actores de la historia, 432 citas y 334 documentos la pregunta que se me plantea formularle es ¿Cómo se ha conseguido todo eso?

Pues con 85 años y desde luego por la pandemia. Cuando el cierre y enclaustramiento no me era posible ver a mis amigos al quedar recluido en mi casa. Y fue entonces cuando me dije: Román, no has de perder el tiempo. Es cierto que yo ya no estaba para leer mucho, pero sí para escribir y desde luego dejar marcadas en alguna parcela de la memoria lo que valiera la pena y que sirviera para acercar a todos los demás. ¿Y que puede acercar más a los demás?: pues los amigos.

Román nace en 1937, en plena guerra civil y militar y quise acercarme aún más al niño de dos años al cuidado de su madre mientras su padre, Teniente médico de la Armada se había incorporado a su destino en el Crucero auxiliar Ciudad de Palma, un barco de pasaje y que en un puerto italiano había sido armado con sus correspondientes cañones.

Mis padres me contaron muchas cosas incluso hice memoria de por aquel entonces. Tenía dos años y recordaba a mi madre bajándome al refugio que se había acondicionado en los sótanos de la casa Victoria esquina con Palau Real, que es donde yo nací y en donde empecé a sentir y tener emociones.

Fondeado el barco en Bilbao, mi padre nos requirió para que estuviéramos más cerca de ély recuerdo como supe que vivíamos en una guerra. Estando en Santurce me acogieron en casa de un cura llamado Justino.

Las historias vividas en una cruenta refriega dejan huella al solo hecho de oír sus relatos. Y sigo en mi recuerdo cómo mi padre contó que fusilaron a un maestro de escuela mientras éste lloraba suplicando por su vida.Fue entonces cuando él se apercibió de la fragilidad de la vida humana. Mi madre siempre me dijo que mi padre cuando volvió de la guerra no era el mismo que se había ido.

Transcurrieron 40 años y después, en aquellos albores de la democracia del 78, Román es requerido por su buen amigo el periodista Antonio Alemany para formar una alternativa política para presentarse junto a unos cuantos amigos en los comicios de 1.979 con el nombre de Coalición Democrática. Con escasos recursos económicos pero sí con mucha ilusión, para el Senado se presentó el partido con José María Lafuente y Damián Barceló y ni con él mismo que figuraba en el nº 2 de la lista al Congreso ganaron absolutamente nada.

Meses después, me invitaron a saludar al Presidente de Alianza Popular de Palma Don Pedro Cotoner aunque la verdad es que no me afilié a ese partido hasta un tiempo después que conversé con Gabriel Cañellas. Su propuesta fue la de que yo ocupara la presidencia del partido mientras él se hacía cargo de la Secretaría General, y ahí mismo le dije que no lo aceptaba porque el que manda en un partido es el Secretario General mientras que el Presidente solo era un mero fantoche.

Siempre supe que lo que quería era culminar mi carrera universitaria, y sabía que para conseguirlo la acción política me estorbaría. Tenía muy claro que me había afiliado a Alianza Popular con la condición de que no me colocaran en puestos de responsabilidad porque no podría atender sus exigencias.Corría por aquel entonces el año 1.980.

Fue una época muy divertida porque recordó cómo en el desarrollo del Congreso de Alianza Popular y en presencia de Manuel Fraga quiso subir al estrado para pedir que los mallorquines aceptaran su catalanidad. Un abucheo general rubricó mi propuesta, y en esto el propio Manuel Fraga subió al mismo estrado y muy hábilmente me dijo “Vamos a ver, vamos a ver Piña, esto de la catalanidad de las islas es una cosa muy a discutir y según parece ese asunto aún no está muy maduro… y como estoy oliendo al cochinillo que nos están preparando, vamos pues a tomarlo”. Y así se dio carpetazo a mi propuesta.

A los 3 días, el propio Fraga le envió un borrador de unos estatutos del futuro PP en Valencia en el que se proscribía el tema catalanista. ¿Que me van a decir los valencianos si el tema lo tengo yo más estudiado que ellos? Pero en fin, mis padres habían nacido en Barcelona y yo me consideraba muy catalán de cultura. Fue nombrado académico de la Real de la Historía de les Bones Lletres de Barcelona.

Al transcurrir de los años he comprendido que el catalanismo político se ha aprovechado del catalanismo social o cultural, y ese catalanismo político es el que se ha impuesto hoy en día. Se trata más de una operación militar por no decir mercantil.

He disfrutado al conocer más de cerca al Román Piña desnudo de títulos y distinciones y que nos habla con la razón de su pensamiento. Tenemos para publicar mas cosas de las tratadas en esta conversación, seguiremos pues con otros artículos hasta terminar la saga. Puedo asegurar y aseguro que vale la pena conocer a Román Piña fuera de su biografía publicada y tradicional.

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