¿EL NUEVO EJÉRCITO DE PANCHO VILLA? - Periódico de Baleares

Doy mi palabra de honor que quería empezar el presente artículo por otro caso que otro día trataré, sin embargo no lo haré porque tengo empeñada esa misma palabra en ejercer el periodismo delator de los acontecimientos cuando estos rozan la rabiosa actualidad.

En la mañana del día 2 de Mayo, Pedro I, pseudo Marqués de Falconeti ordenó a sus voceros organizar una rueda de prensa, con una urgente e improvisada convocatoria. En todos los mentideros periodísticos los actos organizados por el Gobierno de la Comunidad de Madrid pasaron a otro plano, porque la pregunta que puede resumir todas las que nos hemos hecho, tanto los que no debían atender la convocatoria como las de aquellos que no, fue… ¿Qué habrá pasado para esa urgencia comunicativa el día festivo que se celebraba el de la Comunidad Autónoma de Madrid? ¿Nos va a invadir Marruecos? ¿Nos quedamos sin reserva de gas? ¿Van a bajar el salario mínimo, porque se han equivocado? ¿El señor Putin se ha cabreado con España por haberle embargado su casoplón en las playas de Andalucía? ¿La Ministra de Igualdad ha fichado a una nueva niñera?…

Pues nada de todo eso. La citada convocatoria era para dar a conocer que tras descubrirse que habían sido espiados los inmaculados autores de la astracanada del “procés” para confirmar la República catalana, también lo fueron hace un año el que desmanda el gobierno de las Españas (lo digo por aquello de Nación de Naciones) y algún que otro ministro y ministra. Y todo ello para torpedear las portadas e informaciones adyacentes relacionadas con la celebración del Día de la Comunidad de Madrid presidida por Isabel Díaz Ayuso con el apoyo de Alberto Núñez Feijóo. Pues miren que lo que de lejos parece, de cerca lo es: El pseudo marqués de Falconeti no sabe que hacer para quedar ante los españoles y el mundo en general como un impenitente tuercebotas que alcanza su máxima relevancia al reconocer que fue espiado por un caballo volador hace un año y que se ha enterado, que lo fue, hace solo unos días.

Está claro que si sabía lo del espionaje en tiempo y forma cabe preguntarnos ¿porqué tardó un año en comunicarlo? Y si no tenía información alguna ¿para que sirve el Centro Nacional de Inteligencia?. Calladito hubiera estado mejor y no hubiera quedado ante el resto de investigados en los diferentes países que también lo fueron, como un insolvente jefe de un gobierno que no acierta ni siquiera cuando rectifica.

Y en cuanto a la decisión de los republicanos de opereta que también desgobiernan Catalunya, de poner en manos de la justicia el espionaje al que han sido sometidos, convendría que se leyeran el artículo 1 de la ley 11/2002, de 6 de Mayo, reguladora del Centro Nacional de Inteligencia y que dice así:

“El Centro Nacional de Inteligencia es el Organismo Público responsable de facilitar al Presidente del Gobierno y al Gobierno de la Nación las informaciones, análisis, estudios o propuestas que permitan prevenir y evitar cualquier peligro, amenaza o agresión contra la independencia o integridad territorial de España, los intereses nacionales y la estabilidad del Estado de derecho y sus instituciones”

“Ala i dó” que diríamos en nuestro amantísimo mallorquín. Claro que dicho en catalán tampoco nos entenderían, porque está claro que no hablamos utilizando la misma lengua.

Y volviendo al “quid” de la cuestión, el señor Aragonés debería hacérselo mirar. El CNI (recuerdo: Artículo 1) debe obtener las informaciones que permitan prevenir y evitar, entre otras, cualquier peligro que vaya contra la integridad territorial de España. ¿Le suena de algo? ¿Recuerda usted que unos cuantos de los que se manifestaron en el Parlament de Catalunya en favor de la independencia del Estado español estuvieron encarcelados en uno o dos más centros de reclusión precisamente por ese tema? ¿Y que nada más salir indultados aseguraron que lo volverían a hacer? Desde luego contratando los servicios de Rompetechos, creo que no.

Señor Aragonés, usted también tiene la mala suerte de corresponderle el gentilicio de un territorio, Aragón, al que se incorporó Barcelona, por una cuestión de boda entre la reina de Aragón Petronila I y el Conde de Barcelona Ramón Berenguer IV dando lugar a la llamada Corona de Aragón. Y si usted persiste en que Catalunya tiene rango propio en su existencia, nadie se lo va a discutir, porque sus primeros pobladores se remontan al Paleolítico Medio, y se me da que los actualmente dirigentes de Catalunya, y no el resto de catalanes, siguen sin salir de aquel amplio período de la historia del mundo.

Y a su excelencia Pedro I recomendarle que cambie a sus asesores actuales por otros menos ideologístas, como personas entregadas a la causa, y déjese arropar por profesionales que busquen el camino a su doctrina política en favor de los ciudadanos de un país llamado España, y que es algo más que una amalgama de naciones en un suelo patrio.

Los amanuenses defensores a ultranza de su figura política alcanzan unas cotas inimaginables. Miren, en un programa televisivo que dirige el comunicador Risto Mejide, al hilo de lo que comento en éste artículo, una interviniente en el programa Todo es Mentira planteó dos mentiras. Una al decir que el Reglamento del CNI es de la época franquista y que no se ha actualizado, cuando queda claro que la ley que sí lo ha actualizado lo publica el BOE el 7 de mayo de 2002, es decir 26 años después de la muerte de Franco, a no ser de que en el último traslado del Valle de los Caídos lo redactara en el interior de su baúl mortuorio. Y la segunda cuando dijo que “la obligación del CNI es defender al Presidente del Gobierno”. Caray con la desinformada interviniente. La obligación, señora, es para con los ciudadanos y no para con un Presidente de Gobierno. Al Presidente, el CNI solo tiene la obligación de informarle de sus investigaciones, y por lo que veo ni siquiera eso. ¿Será que el propio CNI no se fía del personaje?

Por cierto, ¿también tendrá la culpa de este infecto pastel el señor Alberto Núñez Feijóo?

Con este ejército de ministros y ministras, secretarios de estado y secretarias de estado, directores generales y directoras generales, asesores y asesoras, es imposible establecer una comparación con el propio de Pancho Villa porque el revolucionario sabía lo que quería y lo luchó hasta la muerte. Osea; comparaciones las menos, aunque algunas sí las haya.