Uno muere cuando tiene que morir, cuando le llega su hora, sin importar cuánto hayamos intentado evitarlo. Pero mientras tanto, vivimos experiencias únicas que nos definen como seres humanos. Experimentamos alegría y tristeza, amor y pérdida, éxito y fracaso. Cada momento de nuestras vidas es una oportunidad para aprender, crecer y descubrir nuestro propósito en el mundo.

Es importante recordar que cada experiencia, ya sea buena o mala, nos moldea y nos prepara para el momento en que llegue nuestra hora final. Así que aprovechemos cada día para vivir plenamente y sin arrepentimientos, y dejemos un legado que perdure más allá de nuestra propia existencia.

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