UN PSICÓPATA Y LADRÓN ANDA SUELTO POR MOSCÚ (II)

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Pues miren que puede ser bien cierto aquello de que rectificar es de sabios, y no porque pretenda arrogarme el privilegio de alcanzar el reconocimiento de la sabiduría, sino porque es bueno reconocer que uno puede hasta llegar a estar equivocado en la aplicación de determinadas conclusiones. Y eso es así.

En mi anterior artículo ponía en duda que el ordenante del ataque desigual y criminal sobre Ucrania tuviera cerebro, y debo rectificar, un poco de cerebro si que tiene, concretamente en la parte que aloja el lóbulo frontal que es en donde se atrincheran sus funciones perceptivas y mentales que conducen a una grave alteración de su conducta. Y a este tipo, los científicos estudiosos de la maquinaria compleja del ser humano definen al mismo como PSICÓPATA.

Por eso está claro que sí tiene cerebro, lo que pasa es que según los griegos, que son los inventores del concepto y la palabra, el psicópata es un personaje que tiene asignado un muy definido padecer mental.

Pero vean que no todo le va a ir mal en las reacciones del lóbulo frontal de su cerebro, porque nunca, jamás, padecerá de dolor de cabeza ni migrañas… las leyes físicas aseguran que en el vacío no cabe el dolor.

¿Y por qué le acuso de ser un ladrón con todas las consecuencias?, pues porque ladrón es aquel que roba la felicidad a quienes la disfrutan, que se aprovechan de lo que le es ajeno para devolverles tristeza, amargura y dolor.

LADRÓN es el que se apodera indebidamente de los sentimientos de las personas con mentiras, engaños y falsas promesas. 

LADRÓN es aquel que advierte que ningún ataque se ha de producir contra la población civil, y lo primero que hace es bombardear un Centro hospitalario de maternidad. Y además de ladrón es un criminal.

LADRÓN es quien hurta la historia de verdad creyéndose redentor de una causa que jamás existió.

El okupa del Kremlin además de ser un psicópata y un ladrón es un rematado embustero. Los tratados entre países civilizados, y Rusia lo es a pesar de su mandamás actual, se firman para dar cumplimiento a una voluntad del mismo pueblo al que representan.

Cuando en 1.994 los gobiernos de Ucrania, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos firman el Memorándum de Budapest. En ese momento, Ucrania devuelve las cabezas nucleares dejadas en su territorio por la extinta URSS y con ello deja bien patente su adhesión al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. A cambio de la desnuclearización de Kiev, los otros tres países que firmaron el Memorándum, se comprometieron a RESPETAR LA INDEPENDENCIA, LA SOBERANÍA Y LAS FRONTERAS EXISTENTES DE UCRANIA, al tiempo que se reafirmaban en la abstención de la amenaza o el uso de la fuerza contra cualquiera de esos tres países.

Este trilero de la historia, no respeta nada que tenga que ver con la verdad. ¿Recuerdan que se formó políticamente bajo el decálogo de la KGB? Pues fue un alumno aventajado porque llegó a ser el Director de ese armamento llamado de inteligencia. Jamás entendió los postulados de Gorbachov y Yeltsin porque él, por lo que le significaba, seguía aferrado a la nostalgia de la URSS.

En marzo de 1991 se celebró una consulta con tintes de referéndum sobre el futuro de la Unión Soviética y la consulta textualmente planteaba la pregunta sobre si los ciudadanos consideraban necesaria la preservación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas como una federación renovada de repúblicas soberanas iguales en la que serían garantizados plenamente los derechos y la libertad de un individuo de cualquier nacionalidad. Casi el 80% de los votantes lo hicieron a favor de la permanencia de la Unión Soviética bajo los postulados de la pregunta. Armenia, Georgia, Lituania, Estonia Moldavia y Letonia votaron en contra y las restantes repúblicas incluida Ucrania lo hicieron a favor del contenido de la consulta. A punto de firmarse un nuevo tratado de la Unión, los más recalcitrantes dirigentes del PCUS (Partido comunista de la Unión Soviética) dieron un golpe de Estado y destituyeron a Mijael Gorbachov. Fue en diciembre del mismo año cuando en Bielorrusia se firmó por parte de los presidentes de Rusia, Bielorrusia y la propia Ucrania el Acuerdo de Belavezha por el que se disuelve definitivamente la URSS y se crea la Comunidad de Estados Independientes. 13 días después, de las 15 repúblicas tan solo 4 no ratificaron la creación de la Comunidad.

En Budapest el memorándum que exigía el respeto a la independencia, la soberanía y las fronteras de Ucrania fue validado con el márchamo de la honestidad y posteriormente refrendado por el Tratado de la Unión. Y llegado a este punto cabe preguntarnos… ¿qué parte de la historia no ha entendido este petimetre?

Un millar, mal contados, de los soldados rusos han dejado ya su vida detrás de este megalómano de vía estrecha y dejando además el triste recuerdo para los que apretaron el gatillo o el botón del blindado de la muerte de más de 3.000 seres humanos entre soldados, civiles, mujeres y niños, sin razón alguna.

Vuelvan pues a sus casas soldados de la Rusia que no ampara este desatino y díganle a ese personaje de sainete que si quieren que se apriete algún gatillo, lo haga él mismo, y si se atreve, que el cañón apunte a ese lóbulo frontal que tiene averiado. 

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