Las palabras son los límites de una idea expresada de forma sesgada…

Son trocitos de un discurso donde el que escucha rellena los huecos a su manera…

Por eso, cuando preguntas ¿qué has entendido? dice más eso del otro que lo que tu has dicho de ti mismo…

Sócrates y su mayéutica lo demostraron, cuando preguntas, el continuo sesgo de información que entraña la expresión oral te llevan a la conclusión de que «no se nada», porque las palabras no alcanzan la verdad de uno mismo ni la de los demás de forma clara…

Así, el ego, se pierde en ellas, siempre atento a buscar culpables y no causas, trata de destruir ideas y no de completarlas, acalla las palabras de los demás para escucharse a sí mismo…

Sabrás que has acallado tu ego cuando escuches los silencios, cuando entren las miradas en tu alma, cuando sientas la bondad de las palabras… porque esa bondad es la expresión de tu interior emocional… ama lo que sabes, tanto, como la curiosidad por lo que ignoras.

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