NO TODOS LOS RUSOS SON “HIJOS DE PUTIN” (I)

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Y no deberíamos caer en la tentación al pensar que el comportamiento de ese enano formado en la KGB más sanguinaria del mundo, después de las SS que creó el del bigote cantinflero a unos labios pegados, comulgan con su comportamiento en Ucrania. Conozco rusos que repudian las tácticas barriobajeras del Señor del Kremlin y otros que también se manifiestan en Moscú en contra de la invasión de Ukrania. Miles de encarcelados por asistir a esas manifestaciones y pretender acallar lo que cada participante refrendaba con su actitud, dejan bien de manifiesto quienes son los auténticos y únicos “HIJOS DE PUTIN” 

No podemos permitir que el miedo a lo que está sucediendo por obra y gracia emponzoñada de ese aprendiz hitleriano, cubra todas las manifestaciones de repulsa a lo que está ocurriendo en un país libre en el que la segunda lengua vehicular es la rusa. La relación de amor y odio está a las puertas de los comportamientos más difíciles de predecir.

Ese ególatra de bajo mundo no sirve para convivir en el seno de una sociedad en donde pueden discutirse los diferentes aspectos e ideas en libertad y utilizando el razonamiento y la sensatez como escudo protector de esa misma sociedad.

Solo son “HIJOS DE PUTIN” aquellos y aquellas que justifican los actos guerreros para la invasión y sometimiento de Ukrania y de todos los territorios cuyos desatinos para resolver sus diferencias se hagan a punta de kalashnikov.

Son “HIJOS DE PUTIN” aquellos que ordenan desde el generalato militar tomar a mujeres y niños y subirlos a los blindados invasores para utilizarlos como escudos humanos y así prevenirse de las defensas ucranianas. Eso está ocurriendo en esta guerra desigual, que naturalmente no consideran ese desequilibrio aquellos palanganeros putianos que comulguen con Don Vladimir y que a lo mejor, tenemos enquistados en el gobierno sanchista. Por eso un presidente con supermayoría de los de su partido, ha planteado el no envío de armas letales a los defensores de Ukrania, porque según el coportavoz de Podemos Javier Sánchez Serna eso aumentaría la escalada bélica y no va en la línea de la distensión.

¿Lo ven? El susodicho podemita añade que se trata de “buscar la paz por las vías de la diplomacia”, y será fácil preguntarnos que cree que es lo que han estado haciendo los Estados libres hasta que el sátrapa moscovita decidió finiquitarla y lanzarse a por los ucranianos, que era lo que siempre tuvo entre ceja y ceja, que no cerebro, porque eso es lo que precisamente no lo tiene bien desarrollado.

No señores de Podemos e Izquierda DesUnida, entiendan de una vez que se trata de una lucha desigual en cuanto al poderío que ponen sobre el tapete la segunda potencia armamentística del mundo y un país que ha aprendido a defenderse de las artimañas putinescas en una región en la que ese mentiroso terrorista ha planteado la guerra durante 14 años. Y ese desvergonzado argumenta que la invasión guerrera se ha planteado y ejecutado para defender a los pobrecitos de los separatistas prorusos, de las tropas belicistas del genocidio que supuesta y torcidamente estaba ejecutando el gobierno legal de Volodímir Zelenski. 

Mal le irá a nuestro mundo y peor sus consecuencias, si al término del conflicto este genocida no comparece ante los tribunales para ser juzgado como autor de crímenes de lesa humanidad. Una segunda edición de los juicios de Nuremberg que desnudaron el holocausto judío y se pusieron de manifiesto todos los crímenes contra la humanidad llevados a cabo por un tal Adolf Hitler, sería lo más pertinente. 

Nos parece una burla a la inteligencia de los humanos que ese deleznable personaje no siga el dictado de la historia, y sobre todo que haya borrado de sus entendederas como acabó el nazi, con el apoyo de otro de los países, el suyo, con quienes formaron una auténtica alianza.

Y ustedes, sucesores del de la coleta, ¿qué pretenden al oponerse a que la Unión Europea y por ende España, envíen a los ucranianos armas para que puedan defenderse de un ejército poderoso que les está atacando? No hace falta ser pitagórico para evaluar la diferencia que existe entre los que atacan y los que se defienden de tanta ignominia. 40 kilómetros de blindados en una carretera de acceso a Kiev ponen bien de manifiesto que si no se evita, el holocausto ucraniano será un hecho para la historia.

Y con tirachinas, señores y señoras podemitas, no puede uno enfrentarse a tanto “HIJO DE PUTIN”.               

Acerca del autor de la publicación

Víctor Gistau

Periodista | Director Área Internacional

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