Nadie ha nacido en el mundo para que seas feliz…
La felicidad depende de la forma en la que interpretas y reaccionas ante los acontecimientos de tu existencia.
Si tienes una personalidad dependiente emocionalmente de los demás no serás feliz, sino que vivirás manipulado a cambio de momentos de seudofelicidad.
Los modelos estereotipados en la sociedad y reforzados por ideas, creencias, modas y como no, potenciado como modelo de negocio por los grandes medios de comunicación, se encargarán de ‘venderte’ todos los complementos necesarios para que consumas adictas maneras de ser rentable para ellos: Vestirás tal moda, te cortarás el cabello de esa manera, tendrás tal tipo de mascota, tomarás tal droga u otra, serás homo, bi, tri, multisexual o asexuado y, finalmente, cuando lo hayas logrado, encajar en el estereotipo de persona afín con la que te relaciones, al cabo de unos años lo más probable es que te separes, de hecho, con un poco de suerte no perderás parte de tu patrimonio o te condenarán a tener que asumir una hipoteca impagada o una prole de hijos…
Todo al precio de ingentes cantidades de tiempo, sudor y esfuerzo para poder ‘pagarlo’… la mayor parte de tu vida se disipará en querer estar a la altura de un modelo de vida que nunca elegiste, sino que te fue condicionado.
Hasta, que un día, si has tenido una larga vida, posiblemente te encuentres en una asilo para ancianos, olvidado por aquellos por los que tan duro trabajaste, sentado frente a un televisor con unas galletas maría y un aguado chocolate pensando: «Ojalá hubiera tenido el valor de vivir la vida que quería vivir y no la que los demás esperaban de mí».
Pero recuerda, no todo está perdido, lo único que realmente siempre estará a tu alcance es cómo reinterpretarás en tu mente lo acontecido.
Suerte amiga, amigo.
