La idea no es aguar la fiesta a nadie, sino poner el cerebro en modo reflexión. Fiestas familiares de recogimiento, juntar la familia y tener ese reencuentro con lo poco que se tenía a pasar a un mundo consumista sin moderación, incluso endeudándose, porque así lo manda esta sociedad desvirtualizada, paradójicamente, en un mundo más virtual que real, donde la realidad nada tiene que ver con lo que se aparenta. 
 
Llegan las fiestas 

Llegan las fiestas 

todo el mundo tiene que ser feliz 

lo manda el sistema 

el consumismo gana… 

Se perdieron las buenas costumbres 

reunirse la familia en la mesa 

poco importaba si había mucho o faltaba 

lo importante es que se juntara. 

Bajo el lema  

“compra, compra, compra, te hace falta” 

la felicidad viene enlatada 

inutilidad que tiras mañana. 

Se echan en falta 

ese buen humor, esas risas 

incluso de felicidad algunas lágrimas 

también la ausencia de algunas almas. 

Mucha miseria 

más que de alimentos, mental  

mucha basura, poca esencia 

todo es una farsa. 

Todo el mundo contento 

mirando la pantalla 

todos de traje y corbata 

la mesa vacía, de alegría nada. 

Bolsillos vacíos unos 

gastos fuera de control otros 

llorando las ausencias, algunos 

otros viendo como la miseria anda por casa. 

Simulando opulencia 

que de tenerla nada de nada 

todo es sólo pantalla 

tras las fiestas… Deudas a mansalva… 

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