La belleza que se llevará el tiempo... no puede, solo por sí misma, ser algo que vaya más allá de la estética

Es evidente que lo que define lo bello, es que no precises más que mirarlo una vez para distinguirlo. Por eso muchos acaban atrapados como una mosca en un papel adhesivo por su impronta. Como si fuera algo que te esclaviza ante el deseo de poseerlo.

Pero atentos, disponer de una buena vista no garantiza mayor visibilidad de la belleza, pues es la mente la que mira lo que el ojo percibe. Por eso no hay mayor garantía de disfrute ante lo sublime que tener una bella mentalidad.

De hecho, descubrir la belleza que entrañan los demás, más allá del encanto superficial, no es fácil para quien no esté dispuesto a la apertura mental, desvelar el alma de alguien requiere cristales limpios y transparentes en las ventanas de la propia.

Podemos sentirnos atraídos, a veces, por lo estéticamente bello, pero solo el conocimiento profundo de otro ser enamora.

Pero el mundo está lleno de plagiadores de la belleza para almas desesperadas: Hacerse cirugías estéticas, maquillarse, ponerse adornos, ir a la moda e incluso tatuarse no es, obligatoriamente, antagonista con ser realmente bello si en la misma medida, en el grado de lo posible, cultivas la salud en tu cuerpo, enriqueces el intelecto, valoras las artes, cuidas la naturaleza, desarrollas una cultura exquisita e interaccionas enriqueciendo tu entorno compartiendo lo mejor de ti mismo, todo ello, complementado, puede configurar en sí una original obra maestra digna de ser valorada más allá de la propia autoestima.

El problema es, que en muchos casos, lo único que tratamos de hacer es aparentar mejor imagen cubriendo las carencias que queremos ocultar a los demás y protegernos de su cruel sarcasmo.

La mejor crema antiarrugas son las caricias y la expresión de un amor afín, sin tener que estar pretendiendo mantenerse a la altura de la exigencia de un patrón de belleza estética para mostrarse como un trofeo en un podio de vanidades.

Fotos de Markosmo