Señores de la guerra
Señores de la guerra
Señores de la guerra
sí, vosotros que os llenáis los bolsillos
llamando a pelear en nombre de algún dios
diciendo que es benévolo y a la vez castigador
que nos amemos los unos a los otros
en su nombre inyectamos en las venas odio
en las mentes el horror, el miedo
en las calles, de sangre ríos
recorriendo entre la destrucción
provocada por la ambición de lo ajeno
sin importar el precio
después de todo destruido
se gana con la reconstrucción
el pueblo, sin casa ni techo
de las bombas queda el dolor
por los suelos los restos de los cuerpos.
Ustedes, señores de la guerra
con plato lleno copa y puro
en sus palacios de oro
con el perfume a sangre y sudor
las cajas fuertes llenas de dinero
el hambre en el pueblo
callado y con sumisión
esperando del vuestro pan un mendrugo
pisoteado por vuestras botas de acero
sobre el barro en que ese pueblo se está hundiendo
sin más remisión que los palos y el miedo
con un futuro inexistente, totalmente incierto
sudando de sol a sol
llegando a casa con el mendrugo ya mohoso
ropas rotas sin remiendos
los churumbeles hambrientos…
Siguen los voceros
voceando “guerra” a los cuatro vientos
carcomiendo los cerebros
en nombre de una bandera sin sentido
esa que no da alimento
se lo quedan los que montan esa hambruna
en nombre de una patria o cualquier dios…
La sangre y el sufrimiento siempre es la del pueblo.
El ciudadano un mero peón sin valor.