El buen padre es aquel que ama y cuida a sus hijos incondicionalmente, sin esperar nada a cambio. Es quien con su presencia y cariño sana todas las heridas, físicas y emocionales, que puedan surgir en el camino de la vida. Más que imponer su voluntad, guía y orienta, ayudando a sus hijos a tomar decisiones sabias y a forjar su propio destino.

En su ejemplo y consejo, el buen padre enseña el valor del amor como la fuerza motriz que impulsa todo. Es el que ilumina el sendero hacia la felicidad y el éxito, demostrando que en el amor radica la verdadera esencia de la vida. Su dedicación y sacrificio son testimonios vivientes de su compromiso inquebrantable con el bienestar y la realización de sus hijos.

En la senda de la paternidad, el buen padre no solo deja huellas profundas en el corazón de sus hijos, sino que también modela el futuro, sembrando semillas de bondad, responsabilidad y compasión que perdurarán por generaciones. Es un héroe silencioso, cuyo amor trasciende barreras y desafíos, dejando un legado imborrable de amor y sabiduría en el alma de quienes lo llaman «padre».

Si persigues un sueño tienes que protegerlo. La gente que no puede conseguir algo te dirá que tú tampoco puedes. Si quieres algo, ve a por ello, de la mano él te acompañara para conseguirlo.

Siendo un refugio cuando las cosas no van bien, alumbrando en la oscuridad, como compañero en los buenos momentos, teniendo la varita de un buen mago, convirtiendo la tristeza en alegría, el aburrimiento en diversión y la desesperanza en ilusión.

Ser padre es como tener dos corazones latiendo en un mismo pecho, pero con la sabiduría de comprender que el más importante de ellos está fuera de tu cuerpo. Es entender que el amor no conoce límites ni fronteras, y que cada latido de ese corazón externo es una melodía que llena el alma.

Es saber el momento adecuado para hablar, para guiar con palabras de aliento o corregir con firmeza, pero también para callar y escuchar, permitiendo que el silencio sea el espacio donde florezca la confianza y la complicidad.

Ser padre es tener siempre el valor para seguir adelante, aun en los momentos más oscuros, sin permitir que el miedo a fallar te paralice. Es levantarse después de cada tropiezo, aprender de los errores y convertirlos en lecciones que fortalezcan el camino.

Si un hijo le dice esto a su padre es que lo ha hecho bien: Que sepas que me he convertido en una gran persona ha sido gracias a ti eres un ejemplo a seguir.

Por más lejos que nuestros caminos se hayan separado en este vasto mundo, las distancias se desvanecen en la inmensidad del amor que nos une. Aunque tu presencia física ya no esté a mi lado, siento tu amor irradiando desde lo más profundo del cielo, donde los lazos de padre e hijo trascienden cualquier límite terrenal.

Tu amor, oh querido padre, es un faro eterno que guía mi camino, una luz que brilla desde las alturas celestiales, recordándome que nunca estoy solo. Cada estrella en el firmamento parece llevar consigo un destello de tu afecto incondicional, cada brisa susurra palabras de aliento como si fueran susurros de tu voz en el viento.

Aunque no pueda verte con mis ojos terrenales, puedo sentir tu presencia en cada momento significativo de mi vida. En los momentos de alegría, puedo escuchar tus risas resplandecientes resonando en lo más profundo de mi ser. En los momentos de dificultad, siento tu fuerza envolviéndome, infundiéndome valor y determinación para enfrentar cualquier desafío.

Tu amor de padre, imperecedero y sublime, es un legado que perdurará por toda la eternidad. A través de tus enseñanzas y ejemplo, has sembrado las semillas del amor, la compasión y la bondad en mi corazón, creando un lazo indestructible que trasciende los límites del tiempo y el espacio.

Aunque pueda parecer que estás lejos, tu amor paternal sigue siendo mi refugio seguro en medio de la tormenta, mi roca inquebrantable en la agitación de la vida. En cada oración, en cada pensamiento, te encuentro presente, iluminando mi camino con tu amor eterno desde lo alto del cielo.

Así que, querido padre, aunque nuestros senderos puedan divergir en esta vida terrenal, sé que nuestro vínculo perdurará más allá de cualquier distancia. Porque en el reino del amor paternal, no hay barreras que puedan separarnos, solo la certeza reconfortante de que siempre serás mi padre, en la tierra y en el cielo.

Nota del autor

Para ti querido padre, que muy a pesar tuyo tuviste que irte aún cuando yo era un niño, tu cariño, amor, han perdurado a lo largo de estos años. Como tu me enseñaste, ser un hombre de bien y de palabra, ha marcado mi camino, espero que te sientas orgulloso de mí, y se que estas junto a mama, os volveré a ver de nuevo, dando un abrazo para toda la eternidad, gracias por todo lo que me distes en el poco tiempo que estuviste a mi lado. Simplemente te quiero.

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