¡DIOS MÍO, QUÉ SOLOS SE QUEDAN LOS MUERTOS!

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La invasión criminal de Ucrania ya no abren las portadas de los noticiarios televisivos, ni de los rotativos de la prensa garabateada, ni de las emisoras de radio. Las noticias que debieran permanecer en el relato de los hechos han pasado a un segundo o tercer plano, y quien sabe a cuantos a descendido en el transcurrir de los días que cada mañana abre sus ojos a la esperanza de mantener la vida ante el bramar de los cañones.

Y mientras tanto los ojos ya no vierten lágrimas de temor y desconsuelo. Las lágrimas se han secado y hasta la comisura de los labios no se deslizan las gotas de la incomprensión y del pesar. ¿Porqué más de 5.000 ucranianos han muerto y de entre ellos más de 200 son niños? ¿Por qué 500 soldados rusos caen cada día a la fosa de la incomprensión? Pues quizás sea porque quienes han abierto la puerta a la muerte siguen protegiendo su vida y solamente su vida, para poder seguir ordenando la destrucción criminal.

Seguro que en muchos rostros en los que se asomaban aquellas lágrimas producto de la insensatez, solo quedan los surcos que han dejado los sentimientos. Y mientras tanto muchos de quienes perdieron su vida no tienen ni siquiera un nuevo lugar en donde respetarlos en el consuelo del amor.

Lo escribió Gustavo Adolfo Bécquer, y su sentencia se mantendrá activa por los siglos de los siglos… ¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!

El devenir de los acontecimientos que cada día se producen en el mundo de los vivos, olvidan con toda su frecuencia a quienes ya han pasado a ser un simple número, relegando su soledad a los familiares y amigos más cercanos. Los demás, ya estamos en lo de “a otra cosa” porque la vida sigue y el tiempo lo borra todo, y mientras tanto, ¡…qué solo se quedan los muertos!Y ahora, ¿cómo parar tanta insensatez?. ¿Qué hacer para que la vida discurra por su ciclo normal?. ¿Como evitar que los muchos desenlaces producto del nazismo arraigado en muchos hijos de Putin, dispongan a trabajar sus neuronas para poner punto final a un desastre que nunca debiera haberse iniciado?

Si el refugio blindado en las montañas suizas con que cuentan, según se dice y no ha sido desmentido, la familia al completo del mandamás kremiliano, y se hubieran mantenido al lado del asesino, probablemente los más de 40.000 soldados rusos que pueden cifrar el número de muertos, no habría tenido lugar, porque es sabido que los criminales patológicos son por naturaleza unos cobardes.

Y recordarles a las Belarras y Monteros de la fauna política de la extrema izquierda de este país nuestro, que se opusieron a enviar armas a una población para poder defenderse de su indecente destripador, y de paso, qué la defensa es el único atributo que tiene un pueblo al que están masacrando y así luchar por no acrecentar el numero de fosas improvisadas.

Y ya lo ven, señoras defensoras de no sabemos qué postulados psicológicos deben estar presentando al resto de los mortales. Ayudar a quienes tienen que defenderse en condiciones muy adversas, no es ningún delito, y en cambio sí lo es negarse a prestar ayuda a quienes lo precisan.

¿Recuerdan aquel 15 de mayo de 2011? De aquellas manifestaciones, surgió el germen de lo que después se convertiría en el partido político de Podemos. Su principal impulsor decía aquello de que su voluntad era la de crear un nuevo orden para la convivencia humana, pero que casualidad, es lo mismo que ha manifestado el carnicerito de Ucrania respecto a ese nuevo formato de vida. Coincidiendo en su postulado no es de extrañar que las ministras polemizas hayan sido desautorizadas por muchas de sus bases.

Pero a ellas, ¿qué más les da? Hace un par de días alrededor de 2.000 mujeres iraníes que habían comprado una entrada para asistir a un partido de fútbol masculino que enfrentaba a Iran contra el Líbano, valedero para la clasificación del mundial en Qatar, les fue impedida la entrada aplicándoles la policía hasta gas pimienta para disolverlas. La explicación que dieron los líderes religiosos fue que debieron proteger a las mujeres de la atmósfera masculina y de la vista de los hombres cuando llevan vestimenta deportiva, con el cuerpo PARCIALMENTE VISIBLE.

Pues estas feministas de izquierda protegidas por grandes dosis de naftalina, no han levantado una sola declaración criticando el maltrato psicológico, además del físico, que sufrieron esas venerables mujeres. Pero eso sí; intentan demostrar que luchar contra el machismo se puede y debe hacer en países en donde la vida no puede perderse por manifestar una opinión y apoyar una voluntad. Vayan ustedes sin vestir con un burka y haga campaña en favor de esas mujeres y verán que tal les va. El feminismo hay que practicarlo preferentemente en aquellos rincones del mundo en donde la libertad de la mujer ni existe ni se le espera.

¿Saben ustedes dos, que en 2019 una mujer aficionada al fútbol se inmoló prendiéndose fuego ante el temor de ser encarcelada por haber tenido la osadía de intentar entrar a un estadio vestida con indumentaria masculina?

Pues de paso, también deberíamos recordar que el proyecto televisivo La Tuerka liderado por un tal Pablo Manuel Iglesias Turión, según sus propias manifestaciones, se trataba de “un programa de televisión independiente que no le debe favores a nadie y que vive exclusivamente de la gente que hace su actividad en él”. Quizás lo dijo porque Irán era uno de sus patrocinadores, así es que lo de no deber favores a nadie ni él mismo se lo creyó.

Y estos personajes más falsos que una moneda de cuero, se niegan a apoyar que se envíen armas a Ucrania para impedir que la gente que ha sido invadida pueda defenderse de tamaña felonía. Pues no sé que les podrían decir los familiares y amigos que yacen en las fosas comunes de Mariúpol gracias a los desgraciados cañonazos de los violadores de la paz, al saber que a lo mejor con un arma en la mano hubieran podido defenderse.

Honor a esos muertos de uno y otro bando producto de la traición y de una gran mentira, y no dejémosle reposar en el baúl de los olvidos. Eso también sería imperdonable.

¿Vuelve el polvo al polvo?

¿Vuela el alma al cielo?

¿Todo es sin espíritu,

podredumbre y cieno?

No sé; pero hay algo

que explicar no puedo,

algo que repugna

aunque es fuerza hacerlo,

el dejar tan tristes,

tan solos los muertos.

Vuelvo y lo repito; Gustavo Adolfo Bécquer, hace años que ya lo dejó dicho.

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