Declaración de la Sociedad Civil sobre los partidos políticos españoles
Las entidades de la sociedad civil que suscriben la presente Declaración han decidido pronunciarse públicamente para expresar su profunda repulsa ante determinados comportamientos de los máximos responsables de los dos principales partidos políticos de nuestra Nación. Nuestro sistema institucional, diseñado y aprobado en el gran pacto civil de la Transición, atribuye a los partidos políticos el encauzamiento de la diversidad ideológica y del pluralismo de opciones electorales, de tal forma que contribuyan a la estabilidad del sistema, al buen gobierno, a la honradez en la ejecutoria de los representantes de la ciudadanía y a la prosperidad general.
Desde que nuestra vigente Constitución iniciara su andadura hace cuarenta y cuatro años, dos han sido las fuerzas parlamentarias sobre las que ha pivotado principalmente el desarrollo normativo de nuestra Ley de leyes y la alternancia pacífica de las mayorías que garantiza el correcto funcionamiento de la democracia representativa. La sociedad española asiste hoy atónita y alarmada a la degradación a la que han llegado ambas formaciones hasta el punto de que, lejos de ser los instrumentos fiables y eficaces en beneficio del conjunto de los españoles, se mueven únicamente por sus intereses parciales y a su descarnad o afán de poder.
Si los dos pilares mayoritarios sobre los que ha descansado hasta el presente nuestro sistema constitucional y político hacen dejación de su deber de preservarlo y defenderlo, el uno poseído por su obsesión de obtener y conservar la mayoría a cualquier precio, incluso el de entregar la Nación a sus peores enemigos, y el otro enajenado suicidamente en luchas fratricidas, es obligación de la sociedad civil alzar la voz y exigir a sus dirigentes que se sitúen a la altura de su misión, abandonen su enfrentamiento maniqueo y se pongan a trabajar de una vez para el interés común.
Como entidades de la sociedad civil, nos pronunciamos en cumplimiento de la obligación de incidir en el ámbito público en todo aquello que afecte a la convivencia y me jora de las condiciones de vida de los españoles, defendiendo el orden constitucional y el imperio de la ley, que rige tanto para gobernantes como para gobernados.
Rechazamos todo tipo de sectarismo ideológico y de división social que enfrente a los españoles entre sí y reclamamos que en las grandes cuestiones de Estado exista el máximo consenso político.
España debe ser pilotada por los mejores, personas con altura política, intelectual y moral y con sentido de Estado cuya trayectoria y prestigio sean incuestionables. La ciudadanía necesita referentes sólidos en los que depositar su confianza y no políticos arribistas con deficiente preparación cuyo único objetivo es su propio beneficio. Afortunadamente, España los tiene y sólo nos falta situarlos donde le s corresponde para asegurarnos un horizonte colectivo de éxito, bienestar y progreso.
España Cívica.
