A veces, algunos monos con poco pelo, entre los del género humano, no quieren bajar del árbol, siguen ahí, «colgados»

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A veces, algunos monos con poco pelo, entre los del género humano, no quieren bajar del árbol, siguen ahí, «colgados». Otros, bajan, y siguen andando, unos para volver a subir a otro árbol, pero también los hay que van andando para descubrir nuevos «planos» que han permitido poblar y motivar la evolución, tanto de antaño como a día de hoy, sobre la faz de este planeta tan grato.

Pero hablemos de «colgados», como por ejemplo Sandra, que es adicta al dolor, hace unas semanas ha descubierto el inmenso placer que le produce el ahorcamiento, sentir esa sofocante asfixia mientras la cuerda le estrangula la vida, que por fortuna y gran maestría, ella ha aprendido a controlar hasta alcanzar algo parecido a un orgasmo.

Su conducta sería descrita por Freud como una «masoquista moral». Un perfil que se define por su sentimiento de culpabilidad que bajo la dictadura de una mala conciencia, siente placer al sufrir penitencia por ello, acercándose a la redención… Pero nunca lo suficiente. Pues ha crecido bajo un credo patológico sustentado en la idea de que es imposible no pecar.

Lo de la asfixia se le ocurrió el día que por casualidad, escuchando a un youtuber, se enteró del significado del nombre de una de las bandas preferidas de su madre: «Espandau Ballet», los nazis llamaban así al efecto del movimiento que producían los cuerpos de los judíos cuando eran ahorcados.

Ella se siente una persona odiosa por el placer que le produce ser xenófoba, racista y autoconvencerse de que todos los males de la sociedad son debidos al mestizaje étnico, cultural y, en última instancia, a la disolución de la identidad nacional en una globalización internacional, siendo la fe cristiana, el único elemento universal que podría, según le han inculcado, subsanarlo.

De hecho, también es una «groupie» de «Iberian Wolves», una banda de ideología extrema y defensora de los valores ultranacionalistas: «Una España Grande y Unida».

Sandra, al igual que sus 3 hermanas y 4 hermanos, ha disfrutado de una educación privilegiada en el Colegio Los Sauces Torrelodones, ubicado al noroeste de Madrid en el entorno natural de Los Peñascales. Su familia, es del “Opus Dei” significa “Obra de Dios” una institución religiosa que tiene como finalidad ser evangelizadora de los preceptos de la Iglesia.

Hasta hace unos meses, sus padres jamás habrían sospechado que su hija al cumplir los 18 años iba a desaparecer de sus vidas para unirse a la gira de un grupo de Heavy Metal Extremo.

Por ahora, ellos siguen rezando, tienen la esperanza de que pronto superara esta crisis juvenil.

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