El titular del Juzgado de lo Penal nº 4 de Pamplona ha condenado a un hombre a seis meses de prisión y a pagar 2.320 euros de indemnización por un delito de maltrato animal. El condenado propinó dos patadas en el costado a un cachorro de cinco meses de raza Border Collie, causándole lesiones que resultaron en su muerte pocos días después. El incidente ocurrió en la propiedad del procesado, ubicada en una localidad del norte de Navarra.

En la sentencia, que aún puede ser recurrida ante la Audiencia Provincial, el magistrado calificó la conducta del acusado como «excesiva en atención a las circunstancias concurrentes». Argumentó que el perro, siendo un cachorro de pequeño tamaño, podría haber sido expulsado de la propiedad del acusado mediante métodos menos lesivos, como rociarlo con agua o empujarlo con una escoba, o incluso llamando a la policía para que se hiciera cargo del animal.

Además, el magistrado ha remitido los hechos al Grupo Medioambiental de la Policía Foral para que inicie un expediente administrativo sancionador contra el dueño del cachorro por permitir que el perro estuviera suelto y entrara en propiedad privada.

Detalles del incidente

El hecho ocurrió alrededor de las 16 horas del 20 de octubre del año pasado. El cachorro, que pesaba aproximadamente ocho kilogramos, estaba suelto y sin control en el terreno del acusado. Este, caminando con las manos en los bolsillos, le propinó dos patadas, la segunda de mayor intensidad. En ese momento, el cachorro no mostraba comportamiento agresivo ni causaba daños en la propiedad.

Las patadas causaron al cachorro una hernia abdominal que requirió tratamiento con analgésicos, antiinflamatorios, antibióticos y una cirugía el 28 de octubre. Pese a estos esfuerzos, el cachorro falleció el 2 de noviembre debido a una necrosis que derivó en septicemia.

El juicio

En el juicio, celebrado el pasado 2 de mayo, el fiscal solicitó una pena de nueve meses de prisión por maltrato animal, mientras que la acusación particular pidió dos años. La defensa del acusado abogó por su absolución, argumentando que su intención no era maltratar al perro, sino sacarlo de su propiedad. El abogado defensor insistió en la ausencia de dolo necesario para constituir el delito, destacando que el perro no debía estar suelto.

Sin embargo, el acusado negó en el juicio haber propinado las patadas, contradiciendo la estrategia de su defensa. El juez desestimó la argumentación del abogado defensor, señalando varias evidencias clave:

  1. El cachorro era de pequeño tamaño y peso, no representando una amenaza.
  2. El perro no mostraba comportamiento agresivo ni causaba daños.
  3. Anteriormente, el cachorro había sido expulsado de la propiedad del acusado mediante una manguera de agua, un método menos lesivo.

Estas consideraciones llevaron al juez a concluir que la reacción del acusado fue excesiva y que las patadas podían causar lesiones graves al cachorro.

Consideraciones adicionales

El magistrado subrayó que si el comportamiento del perro hubiera sido agresivo o amenazante, la sentencia podría haber sido absolutoria. Recordó la peligrosidad de los perros sueltos y los reiterados ataques que causan muertes y graves lesiones anualmente. No obstante, en este caso, la reacción del procesado fue considerada desproporcionada.

Este fallo judicial pone de manifiesto la importancia de actuar de manera proporcional y ética en situaciones de conflicto con animales, subrayando la responsabilidad de los propietarios de mantener a sus mascotas controladas y seguras.

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