✍️Tomeu Pizá/ El Señor presdente de España Pedro Sánchez Castejón, no solo ha declarado la guerra a Rusia apoyando a Zelensky, también la otra guerra, la arancelaria, a Trump. Por si fuera poco, se ha lanzado por libre a negociar, pactar y acordar con Xi Jinping, presidente de la República Popular China. Sin embargo lo más consternador ha sido que mientras está armando a Europa para luchar contra Rusia sin perder la esperanza de que Trump no abandone, a espaldas de Úrsula Gertrud von der Leyen y el enojo del mandatario estadounidense, se atreva a actuar a su libre albedrío, se plante en China intentando resolver a su favor, bien sea para mejorar la imagen propia, distraer el caos nacional, hacer un pulso a los USA, o simplemente demostrar al Parlamento Europeo que puede resolver cuestiones de peso y contradecir las críticas que recibe por su retórica parlamentaria en todas sus intervenciones, vacías y sin soluciones, vamos, que ni Irene Montero con sus arengas provincianas que más de un rechazo ha conseguido en la Cámara Europea.
Los ministros y ministras que en estos últimos días se han
manifestado en repetidas ocasiones, argumentando que su presidente no pretende
ir contra Estados Unidos ni sustituir sus relaciones comerciales por las
asiáticas, más bien pretende diversificar y ampliar los mercados hacia estos
países a causa de la guerra comercial. Llama la atención que lo desarrolle en
dos de los países más afectados por las tasas estadounidenses. China y Vietnam.
Además, estos sabios de los 22, se contradicen al asegurar que este viaje
estaba programado desde inicios del 2024, sin embargo, ya viajó a China en
septiembre del mismo año sin demasiado éxito, solo la foto. Resulta que de
China importamos 45.173,8 MM € mientras exportamos apenas 7.467,2 MM €, siendo
esto los datos de finales de 2024. En este su tercer viaje confirmará las muy
buenas relaciones entre los dos mandatarios, sin embargo, lejos de que sean un
favorable vínculo comercial para España. Los datos del Ministerio de Economía,
Comercio y Empresa indican que la aportación de la segunda economía del mundo
sigue siendo muy limitada, con unas exportaciones muy lejos de las que se hacen
a nuestros principales socios, unas inversiones casi residuales, una mayor
dependencia y un déficit comercial disparado en un 82% desde 2018 tal como
indica los resultados del último ejercicio.
Sánchez pretende sea un viaje con tremenda voluntad constructiva de
diálogo (esto de dialogar se le da muy bien) pese a la tensión comercial.
Intentará promover relaciones comerciales en plena batalla arancelaria
emprendida por Estados Unidos, además desde el Gobierno han declarado que la
visita del presidente está coordinada con la UE, otra contradicción, pues la
llamada de Von der Leyen a Pekín demuestra que Sánchez viaja por su cuenta,
bueno, será por cuenta de los contribuyentes nacionales, no de Europa. La UE
avisa ante este viaje surgido y planificado en Moncloa a China no cuenta con
las simpatías que debería. Alguna ministra se desmelenó criticando otro viaje
de un país europeo a USA para entrevistarse con el presidente, otras pusieron
el grito en el cielo y algunos ministros con gafas y no muy lúcidos
despotricaron la forma en que la derecha hace las cosas. No es lo mismo, por lo
que comprobamos, cuando es el sanchismo quien actúa. Tampoco es lo mismo
Sánchez que Meloni. Ni Trump que Xi. Faltaría más.
Un dato a tener en cuenta es que fuentes comunitarias recuerdan que
en estos momentos de grandes tensiones es imprescindible que los distintos
países miembros mantengan la unidad en torno a la Comisión Europea, que es la
institución que ostenta las competencias en materia de comercio exterior.
Repito, en comercio exterior. Sin embargo, el Gobierno promociona este viaje
para diversificar mercados en momentos en los que Donald Trump ha reventado el
comercio mundial con elevados aranceles, lo que obliga a la Unión Europea y a
España a buscar nuevas alianzas. ¿Alianzas? Será lo contrario en todo caso. No
creo que los USA estén dispuestos a apoyar a la CE cuando se está alimentando a
su enemigo, mucho menos, agrandar buenas relaciones comerciales entre los USA y
España. Seguro que los olivareros están saltando de alegría. La Rioja y demás
viticultores lanzando cohetes al aire. Falta conocer la reacción de los
productores franceses e italianos. Y piden unidad en el viejo continente. Lo
dudo. Europa está muy lejos de China, una lejanía que contrasta con la
proximidad (aparente) que tiene el Gobierno de Pedro Sánchez con sus
dirigentes. Es de esperar que logre menos que en su viaje a la India.
China es el destino duodécimo de las exportaciones españolas, pese a
ser la segunda economía del mundo. La superan todos nuestros grandes socios
comerciales europeos, también Marruecos (12.000 millones), Polonia y Turquía,
con 9.000 millones cada uno. Estados Unidos casi le triplica con 18.000
millones, a pesar de que sus compras cayeron un 3,8% el año pasado. Y se le
acerca México, con 6.100 millones de euros. ¿Qué pensarán y cómo actuarán si
España logra beneficios con China y les perjudica?
Sánchez logrará excluirnos de la OTAN, de EUROPA y demás DEMOCRACIAS.
1 Comentarios
Excelente artículo...una más de las inoportunas y solitrias decisiones con el riesgo de empeorar nuestra economía...
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