✍️ COINPE/ Una nueva y vergonzosa muestra de cómo la delincuencia digital avanza sin freno ha sacudido esta mañana a la figura del general y político Fulgencio Coll. Unos desalmados han suplantado su identidad en WhatsApp para engañar a sus contactos y tratar de obtener dinero de forma fraudulenta. El ataque no solo constituye un delito, sino un acto profundamente despreciable que ha causado alarma y confusión entre quienes recibieron el engañoso mensaje.
A la 13:01 horas, los contactos del general comenzaron a recibir un mensaje alarmante desde su número personal:
«Hola! ¿Podrías prestarme 300 euros? Mañana por la noche te los devuelvo. Gracias!», acompañado de un emoticono de manos implorando.
Una solicitud que, de primeras, desconcertó a muchos. ¿Cómo era posible que el general, una figura pública conocida por su integridad y trayectoria, recurriera a un mensaje impersonal y apresurado para pedir ayuda económica?
Afortunadamente, el propio Fulgencio Coll, una vez alertado de la situación, actuó con rapidez y firmeza, enviando un mensaje aclaratorio a sus contactos:
«Hola, me han hackeado la cuenta de WhatsApp. No hagáis ningún Bizum ni mandéis dinero de ninguna manera, que es mentira».
Este ataque no es solo un intento de estafa. Es un atentado contra la confianza y el buen nombre de una persona que ha dedicado su vida al servicio público y la seguridad de España. No hablamos de una travesura, ni de un simple “bulo”. Hablamos de delincuencia pura, de gente sin escrúpulos que aprovecha cada resquicio de la tecnología para lucrarse a costa del prójimo.
Cabe recordar que Fulgencio Coll es colaborador del Periódico de Baleares, desde donde aporta su experiencia y perspectiva sobre temas de defensa, política y actualidad.
En declaraciones exclusivas a este medio, el propio general ha expresado su pesar:
«Siento las molestias causadas. Esto indica la proliferación de desalmados que utilizan las nuevas tecnologías para cometer fraudes».
Coll tiene previsto acudir a la Jefatura de la Policía Nacional para presentar la correspondiente denuncia. Desde aquí, no solo apoyamos esta decisión, sino que exigimos una respuesta contundente de las autoridades. Es inadmisible que quienes han hecho del servicio a su país un modo de vida tengan que sufrir la vileza de unos criminales cobardes ocultos tras una pantalla.
Esto no es solo un “susto para el general”. Es un aviso para todos nosotros. La ciberdelincuencia es real, está entre nosotros, y necesita ser combatida con la misma seriedad con la que se enfrentan los crímenes más tradicionales. Basta ya de mirar hacia otro lado.
2 Comentarios
La impostura de identidad y el pillaje de sus datos privados a través de dispositivos móviles representan una amenaza muy grave en nuestra sociedad. Estos hechos no solo vulneran la intimidad de las personas, sino que también se utilizan para fines inmorales, como la extorsión y el fraude, con intereses turbios que perjudican a individuos y la sociedad en general.
ResponderEliminarEs esencial que todos tomemos conciencia de estos riesgos asociados y tomemos las medidas necesarias, como proteger nuestros dispositivos y estar atentos a posibles intentos de engaño y ante la menor duda ponerlo en comunicación de las jurisdicciones correspondientes. Además, las autoridades deben reforzar la legislación y los mecanismos de control para perseguir estas prácticas y avalar la seguridad digital de los ciudadanos.
No podemos encontrarnos tan vulnerables antecedtos delitos.
ResponderEliminarRequieren ser duramente sancionados. Sin contemplaciones.