En una noche vibrante en el Metropolitano, el FC Barcelona selló su pase a la final de la Copa del Rey al vencer 0-1 al Atlético de Madrid. El solitario gol de Ferran Torres, tras una brillante asistencia de Lamine Yamal en el minuto 27, fue suficiente para que los azulgranas aseguraran su presencia en la gran cita del 26 de abril en Sevilla, donde se medirán al Real Madrid en un Clásico de altos vuelos.
Desde el pitido inicial, el conjunto dirigido por Hansi Flick mostró una ambición desbordante. Lamine Yamal, con su desparpajo habitual, se convirtió en una pesadilla para la defensa colchonera, hilvanando jugadas de peligro y asociándose con Pedri y Raphinha para desarticular el entramado defensivo local. La insistencia tuvo su premio cuando, en una jugada magistral, Lamine filtró un pase milimétrico que dejó a Ferran Torres mano a mano con Musso; el delantero no perdonó y colocó el balón en el fondo de la red.
El Atlético, por su parte, se vio superado en la primera mitad, incapaz de generar ocasiones claras y con una falta de claridad en el centro del campo que limitó su capacidad ofensiva. La única aproximación de peligro llegó con un cabezazo desviado de Le Normand, reflejando las dificultades del equipo para inquietar a Szczesny.
Tras el descanso, Diego Simeone movió el banquillo en busca de una reacción, introduciendo a Sorloth, Javi Galán y Lenglet. Estos cambios revitalizaron al Atlético, que mostró una cara más agresiva y determinada. Sorloth tuvo en sus botas la oportunidad de igualar el marcador, pero su disparo se estrelló en el lateral de la red. Incluso llegó a marcar en el minuto 70, pero el gol fue anulado por fuera de juego, dejando al Metropolitano con el grito de gol ahogado en la garganta.
A pesar del empuje rojiblanco en la segunda mitad, el Barcelona supo resistir con solvencia, mostrando una defensa férrea y un compromiso colectivo encomiable. La entrada de Araujo y Eric García aportó solidez en los momentos de mayor presión local, permitiendo a los azulgranas mantener la ventaja hasta el pitido final.
Con esta victoria, el Barcelona no solo se asegura un puesto en la final de la Copa del Rey, sino que también reafirma su candidatura al triplete, manteniéndose en la lucha por todos los títulos en juego. El próximo 26 de abril, en La Cartuja, el fútbol español vivirá un nuevo episodio del Clásico, con el aliciente de un título en juego y la promesa de emociones fuertes para los aficionados.
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