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¿Sabías que ya se están imprimiendo comidas personalizadas en 3D?



¿Comida impresa en 3D? El futuro ya está servido en el plato

Lo que hace una década parecía ciencia ficción, hoy empieza a cocinarse (literalmente) en laboratorios de todo el mundo: la impresión de comida en 3D. Esta innovadora tecnología, que combina ingeniería, nutrición y diseño, permite crear platos personalizados capa por capa, a partir de ingredientes como purés vegetales, proteínas en polvo o masas especiales.

Empresas como Natural Machines (España), con su impresora “Foodini”, lideran esta revolución gastronómica, capaz de imprimir desde pizzas hasta postres decorativos en cuestión de minutos.

“Estamos ante un cambio radical en la forma de producir y consumir alimentos”, explica Marta Ripoll, bioingeniera especializada en alimentación sostenible. “Podremos adaptar cada comida a las necesidades exactas de la persona que la va a consumir.”

Además de su potencial práctico, la impresión 3D de comida despierta interés en el mundo gourmet: chefs experimentan con formas imposibles de lograr a mano, mientras diseñadores culinarios exploran una nueva dimensión artística en el plato.

¿El siguiente paso? Ingredientes cultivados en laboratorio, recetas inteligentes y menús programables desde una app.

 ¿Cómo funciona?

Una impresora de alimentos 3D no imprime como una normal con tinta, sino que utiliza "cartuchos" o depósitos rellenos de ingredientes comestibles. Estos pueden ser:

• Purés de vegetales

• Pastas de carne o pescado

• Chocolate o masas dulces

• Ingredientes deshidratados rehidratables

• Proteínas alternativas (como insectos o algas)

La máquina deposita el alimento capa por capa sobre una bandeja, siguiendo un diseño digital previamente cargado. Algunas impresoras también pueden cocinar el alimento al mismo tiempo (mediante calor o microondas integrados).

¿Qué ventajas tiene?

Personalización nutricional:

Se puede ajustar cada plato al perfil exacto del comensal (más proteínas, menos sodio, etc.).

Diseño gastronómico innovador:

Permite crear formas que serían imposibles a mano. Ideal para repostería, cocina gourmet o eventos.

Reducción de residuos:

Solo se utiliza la cantidad exacta de ingredientes. Nada de sobras.

Alimentación en contextos extremos:

NASA y ESA ya investigan su uso en misiones espaciales, donde enviar comida convencional es costoso y poco práctico.

Automatización y eficiencia:

Puede facilitar la producción de alimentos en hospitales, colegios o residencias, donde la eficiencia y el control nutricional son clave.

¿En qué fase está?

Ya existen prototipos funcionales y algunas empresas lo están comercializando, aunque de momento es algo costoso y experimental para el consumidor común. Pero como pasó con las primeras impresoras de papel... el precio bajará.

Algunas empresas clave:

Natural Machines (España) – su impresora Foodini ya se usa en restaurantes y hospitales.

ByFlow (Países Bajos) – trabaja en pastelería 3D.

BeeHex (EE. UU.) – imprime pizzas personalizadas, apoyada por la NASA.

¿Es el futuro de la cocina?

No reemplazará a la cocina tradicional, pero sí la complementará: ideal para personas con necesidades alimentarias específicas, ambientes clínicos o creativos culinarios.

Y como extra... una app donde eliges tu plato y se imprime en tu cocina en 10 minutos

Uso de la comida 3D en hospitales y entornos clínicos

Uno de los grandes campos de aplicación de esta tecnología es la salud. ¿Por qué?

Pacientes con dificultades para masticar o tragar (disfagia):

Se pueden crear alimentos con textura suave pero forma realista (por ejemplo, un “filete” de puré de carne con forma de filete, fácil de tragar pero atractivo).

Control nutricional absoluto:

En hospitales, cada paciente tiene necesidades diferentes: proteínas para recuperación, menos sal para hipertensos, más fibra para otros... La impresión 3D permite diseñar cada ración al milímetro.

Estética y apetito:

En geriatría o cuidados prolongados, muchas personas pierden el apetito. Un plato bonito y con forma familiar puede ayudar a estimular las ganas de comer.

Valor nutricional de la comida 3D

Aquí hay mucho potencial, pero también retos. Lo bueno 

Ingredientes naturales o funcionales:

Puedes usar vegetales, proteínas, legumbres o superalimentos en polvo, según el objetivo de la comida.

Alimentos enriquecidos:

Se pueden añadir vitaminas, minerales, probióticos o incluso medicamentos si es necesario.

Equilibrio perfecto:

Se controla la cantidad exacta de cada nutriente según el diseño digital del plato.

PERO: todo depende de lo que se cargue en la impresora. 

¿Tiene efectos nocivos o riesgos?

Hay algunos puntos a considerar:

Calidad de los ingredientes:

Si se usan ultraprocesados o aditivos en exceso, puede ser tan poco saludable como cualquier comida industrial.

Esterilidad y seguridad alimentaria:

Las impresoras deben limpiarse y mantenerse bien para evitar bacterias.

Falta de fibra o textura natural:

En algunos casos, si la comida es muy purificada (todo en forma de puré), podría perderse parte del beneficio de los alimentos enteros o de la masticación.

Desconexión con la cocina tradicional:

Algunos expertos advierten que si nos alejamos mucho del acto de cocinar, podríamos perder relación con los alimentos y la cultura gastronómica.

¿Para quién será más útil?

• Personas con restricciones alimentarias
• Niños con necesidades especiales
• Ancianos en residencias
• Pacientes en recuperación postoperatoria
• Deportistas con dietas específicas
•...y en el futuro, astronautas en Marte

¿Qué determina el sabor en la comida 3D?

El sabor no lo aporta la impresora, sino los ingredientes que se cargan en ella. Si se utilizan ingredientes frescos, de calidad, y se combinan adecuadamente, el sabor puede ser igual al de una comida tradicional… o incluso más intenso, porque puede concentrarse.

Por ejemplo, si cargas un puré de zanahoria asada bien sazonado, el resultado puede ser muy sabroso. Pero si se usan ingredientes neutros o insípidos por eficiencia o economía, el plato impreso puede resultar más “plano”.

¿Y la textura?

Aquí sí hay una diferencia importante. En muchos casos, los alimentos impresos tienen una textura más homogénea o suave, especialmente si están diseñados para personas con dificultades de masticación o digestión (como en hospitales o geriátricos). Por eso, aunque el sabor esté bien logrado, la falta de crujiente o firmeza puede hacer que la experiencia sea distinta a la que estamos acostumbrados.

No obstante, las impresoras más avanzadas ya combinan capas con diferentes texturas, y algunas incluso incluyen funciones de cocinado, como horneado o tostado, lo cual mejora la experiencia sensorial.

Y los platos dulces o gourmet?

En repostería y alta cocina, los resultados son muy prometedores. Muchos chefs usan impresión 3D para crear postres o figuras de chocolate con formas imposibles. En estos casos, los ingredientes suelen ser de alta calidad, y no requieren cocción. 

Entonces… ¿sabe igual?

Si los ingredientes son los mismos, y la técnica se cuida, sí puede saber igual.
Pero en la  mayoría de los casos:

• El aspecto visual es más impactante que el sabor.

• La textura puede variar.

• Y si el enfoque es nutricional más que culinario (por ejemplo, para un paciente), el sabor puede ser secundario frente a otros objetivos.



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