Cada 30 de marzo, se conmemora el Día Mundial del Trastorno Bipolar, una fecha dedicada a crear conciencia sobre este trastorno de salud mental, combatir el estigma que lo rodea y fomentar una mejor comprensión tanto social como médica.
La elección de esta fecha no es casual: coincide con el nacimiento de Vincent van Gogh, el célebre pintor neerlandés, quien fue póstumamente diagnosticado por muchos especialistas como probable portador de un trastorno bipolar. Su vida y obra ilustran, de forma poética y cruda, los altibajos emocionales que caracterizan esta condición.
¿Qué es el trastorno bipolar?
El trastorno bipolar es una condición mental crónica caracterizada por cambios extremos en el estado de ánimo, que van desde episodios de euforia o manía (energía excesiva, impulsividad, disminución de la necesidad de dormir) hasta períodos de depresión profunda (tristeza intensa, fatiga, desesperanza). Afecta tanto a hombres como a mujeres y puede comenzar en la adolescencia o adultez temprana.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el trastorno bipolar afecta a alrededor del 2,4 % de la población mundial, aunque el impacto puede ser mucho mayor si se considera el entorno familiar, social y laboral de quienes lo padecen.
Romper el silencio, salvar vidas
Uno de los objetivos principales de este día es educar al público y a los medios de comunicación sobre la importancia de la detección temprana, el tratamiento adecuado y la necesidad de apoyo integral. Aunque el trastorno bipolar no tiene cura, es altamente tratable mediante una combinación de medicamentos estabilizadores del ánimo, psicoterapia y seguimiento clínico.
La falta de información puede llevar al diagnóstico erróneo, a tratamientos inadecuados o al aislamiento social de quienes lo padecen. De ahí la importancia de iniciativas globales que promuevan la empatía, la escucha activa y el respeto hacia las personas con trastornos del estado de ánimo.
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