Cada sobre de cromos era una dosis de emoción. Abrirlo con cuidado, descubrir si salía esa estampita difícil y cambiar repetidas en el recreo con un "te doy dos por una" era casi un arte. Llenar un álbum completo no solo era un logro, era una medalla de infancia.
✍ Recuerdos Nostálgicos
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