Si no tienes a mano un limpiador de vidrios comercial, puedes usar vinagre blanco y agua. Mezcla partes iguales de vinagre y agua en una botella con atomizador, rocía el espejo y límpialo con un paño de microfibra. Este truco no solo elimina las manchas y las marcas de dedos, sino que también deja el espejo brillante y sin residuos químicos.
Repite el proceso si encuentras alguna mancha persistente. Una vez que el espejo está limpio, pasa otra vez el paño seco por la superficie para asegurarte de que quede brillante y sin residuos.
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