P“¿Por qué no le llamamos América mexicana?”, dijo con un fuerte tinte de sarcasmo. “Suena bonito, ¿no?”. Estas palabras de Claudia Sheinbaum son parte de una estrategia de distracción que ya usó hace apenas unos meses con aquellos comentarios llenos de odio y desprestigio contra España por los acontecimientos a principios del siglo XVI, en que Hernán Cortés lideró la conquista del Imperio azteca, conocida como conquista de México-Tenochtitlan, que significó el fin de dicho imperio, poniéndolo bajo dominio de la Corona de Castilla y dando lugar a la creación del Virreinato de Nueva España. La presidente de México replicaba así a unos comentarios de Trump ante un enorme mapa con el nombre de “América mexicana” muy visible, abarcando un enorme espacio del actual México y los territorios que conquistó Norteamérica en su afán expansionista; aunque deberíamos añadir que también por trueques, venta y pactos entre los dos países.
Cuando Sheinbaum exigía que España pidiera perdón no tuvo en cuenta en el siglo XVI Cortés realizó una exitosa estrategia de aliarse con determinados grupos indígenas para derrotar a otros. Fue de inestimable ayuda su relación con una mujer nativa, doña Marina (la Malinche), que le sirvió de intérprete y con quien tuvo un hijo llamado Martín. La expedición no estaba planificada por España, de hecho, Cortés salió de Cuba y el gobernador mandó apresarlo ya en tierras del continente, en el enfrentamiento las tropas que pretendían apresar a Cortés fueron derrotadas, incluso se enrolaron para engrosar la expedición planeada. Mandó varias cartas al rey Carlos I a fin de que fuese reconocido su éxito de conquista en lugar de ser penalizado por su amotinamiento. Finalmente le fue concedido el título de marqués del Valle de Oaxaca, si bien el más prestigioso título de virrey le fue dado a un aristócrata de alto rango, Antonio de Mendoza y Pacheco. Viendo los lazos familiares y la descendencia que tuvo en el actual México, resulta algo chocante considerar a Hernán más español que mexicano o viceversa. Claudia, o no tiene o no quiere tener claro este tema, sembrar confusión entre sus ciudadanos sale más a cuenta que reconocer la historia tal cual, así, distrae al pueblo de los numerosos problemas que campan en el país. Esta semana, sin pretenderlo, se contradice con lo del mapa, Trump y su opinión sobre las tierras. Está claro que USA debería devolver los estados conquistados siguiendo su punto de vista, claro que por la misma razón debería devolverse toda esta vasta región a España que más de un siglo antes que los gringos se apoderaran de tierras mexicas ya era el Virreinato de Nueva España. Esta populista, tan oportunista no puede aplicar una lógica para unos hechos y dejar de lado a otros iguales. Mucho menos fomentar enfrentamiento entre los países cuando debería intentar mejorar las relaciones.
Nos resulta muy familiar estas maniobras de mandatarios repartiendo distracción para alejar la opinión y crítica a la actual gestión de sus ejecutivos. En España no solo es confusión, también es imposición, manejo de medios, Instituciones y colectivos para que prevalezca la doctrina y objetivos de unos pocos, aunque se le llame “democracia”, al estar amañada deja de serlo.
Son tantos los temas que estos últimos meses han quedado sin explicación, mucho menos solución y, que de forma imperativa nos obligan a asentir en aquello que nada nos convence, ni agrada, ni satisface. Desde bochornosas intervenciones ministeriales, hasta ridículas arengas propias de tertulia dominical en la plaza del pueblo, equívocos cálculos y disparatadas estadísticas, sin una base real, fiable, falta de solidez, con repetidos desmentidos, refutados e impugnados, acaban siendo al final olvidados por esta maliciosa táctica de la distracción que tanto gusta a los gobernantes. Acabaremos mal. Muy mal.
✍ Tomeu Pizá
Derecho, Economista, Profesor
1 Comentarios
Últimamente se intenta tratar a toda la ciudadanía como a simples parvulario.
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