Las plantas carnívoras, no solo atrapan insectos para suplir su dieta en ambientes pobres en nutrientes, sino que también son muy eficientes en cómo los "digiere".
Por ejemplo, la Venus atrapamoscas (Dionaea muscipula) tiene un sistema único de "contar" antes de digerir. Cuando un insecto toca los pequeños pelos dentro de su trampa, no se cierra inmediatamente. Se necesita que el insecto toque al menos dos veces esos pelos en un intervalo corto de tiempo (unos 20 segundos). Este mecanismo evita que la planta gaste energía cerrándose por estímulos inofensivos como gotas de lluvia o el viento.
Además, después de cerrar su trampa, libera enzimas digestivas para descomponer al insecto, y puede tardar hasta 10 días en absorber todos los nutrientes antes de abrirse nuevamente, lista para su próxima "comida".
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